Vota tu favorito en el I Concurso de Microrrelatos Tinta al Sol

Después de darle muchas vueltas, porque los 125 microrrelatos iban de buenos a magníficos, (podéis leerlos aquí) estos son los 20 finalistas del I Concurso de Microrrelatos Tinta al Sol.

A partir de hoy y hasta el día 30 de Julio a las 22:00 h. hora peninsular española podéis votar vuestro favorito.

Los 5 microrrelatos más votados por los lectores recibirán como premio un ejemplar de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, cortesía de Versus, Sistema de distribución on demand del Grupo Publicep.

Los autores podéis usar los siguientes banners para pedir el voto en vuestros blogs y webs:

Los 20 microrrelatos finalistas son (por orden alfabético):

1. Baldo Taberner Aguas: REALIDAD INDIGESTA

El tiempo que mecía mi cuna, que susurraba mi oído, no es el mismo que me azota la piel ni el que escupirá mi cara. Rompí el sueño con aquel pensamiento de mal estar e impotencia resignada y salté de la cama con ton de plasmar en papel el más preciso sentimiento de mi estúpida cabeza. Comencé con un “Antes de morir…”.

“Antes de morir entendí que; todo lo que soy es robado de los demás, lo cierto es que yo mismo no valgo nada, pero me he ido quedando con lo que creí mejor de quien me rodeaba. Los mejores amigos me olvidarán, porque dejaré de aportarles aquel mutualismo incondicional. Mis anteriores resoplarán de alivio interno por no haber sido los siguientes. Mis posteriores encajarán un duro golpe que el tiempo ablandará hasta tal punto de hacerlo indiferente. Quien me conocía de lejos, no interiorizará la pena que dice sentir, pues solo es un protocolo para burlarse de quien no está. Con quien me casé, se le caerá el muro encima y descubrirá que fuera de las fronteras hay jardines pintorescos. Me lo llevaré todo conmigo y solo os dejaré mis pertenencias inservibles, intentaréis quedaros con parte de mí para recordarme, pero yo seré más fuerte y no lo permitiré. Sentiréis lástima propia porque la vida es corta y se os agota. Yo no estaré para deciros todo esto y vuestras mentes lo ignorarán. La vida no está hecha para vosotros, aceptarlo. ”

2. Cristina Ares: LA SOMBRA AUSENTE

Su sombra le había abandonado. No debió tratarla tan mal.

Al principio ni notó su ausencia, ¿para qué la necesitaba, siempre siguiéndole a todas partes?

Cuando la gente comenzó a rehuir su presencia procuró ocultarse de la luz diurna y más tarde de la luz artificial de la noche.

Terminó convirtiéndose en fotofóbico, con fama de excéntrico solitario, habitante perenne del mundo de las sombras.

3. Cruciforme Ex Ox: MIGRAÑAS

Las migrañas invaden mi cabeza y me torturan, segundo tras segundo, minuto tras minuto, hora tras hora. Cuando el dolor se vuelve insoportable, llamo a gritos a mi madre.

Ella, suspirando resignada, abandona su descanso y camina hasta la cabecera de mi cama. Después apoya sobre mi frente las frías palmas de sus manos y siento cómo la calma, la bendita calma, recorre todo mi ser.

Eso, amigos míos, eso es amor.

Sólo por eso la quiero.

La quiero, aunque lleve diez años muerta.

4. Daniel Frini: VIERNES, A ESO DE LAS ONCE DE LA MAÑANA

Doña Berta me pidió una docena de huevos.

Los tomé de la canasta y separé una hoja de diario para envolverlos. Algo llamó mi atención, y detuve el movimiento del papel en el aire. Allí estaba, casi al final de la página. No podía creerlo.

“Horacio: dice el Colorado Fernández que te pasa a buscar este viernes, cerca del mediodía. Rogelio”.

Me olvidé de Doña Berta.

Con premura, miré la fecha del diario. Era del lunes pasado; y lo que cuento ocurrió ayer jueves. Quedé atontado; primero, porque encontrar una noticia así es bastante extraño; segundo, porque no conozco a ningún Rogelio; y tercero, porque el Colorado Fernández murió hace trece años; cuando, borrachos, le dimos para tomar kerosene en su despedida de soltero.

Algo de miedo, tengo. Nunca me llevé bien con el Colorado Fernández.

5. David Ricardo: INESPERADO

Caminaron los diez pasos a espaldas uno del otro. Conscientes, que estas que vemos caer en la arena, pueden ser sus últimas gotas de sudor. El deseo por obtener los favores de la bella dama, que en aquel balcón, espera inquieta el resultado, de lo que en la única calle de este sucio y progresista pueblo, está por suceder, les mantiene decididos a jalar del gatillo.

Ella sonríe vagamente, sin ocultar la satisfacción vanidosa que le otorga, que los dos más valientes, dispuestos se dirigen hacia la muerte por ella. El superior, el más rápido, el de mejor puntería, logrará sus complacencias.

Suenan dos disparos. Ahora, ella está llorando.

6. Eva Lora Miguel: UN MINUTO

Un minuto, cada segundo sonaba fuerte, lento,ensordecedor. Estaba tumbado en el suelo, un suelo frío, rojizo, envejecido, con cierta belleza. Tenía la cabeza ladeada hacía la derecha, intentó sin éxito bajar la mirada para poder ver sus extremidades, no podía menearse en absoluto, hacía frío pero era verano, seguro.

Se quedó un rato absorto mirando cómo una sinuosa bola de pelusa rodaba hacía su cara, parecía más pequeña de lo que era en realidad. Llegó amenazante, atrapando sus ojos y nariz, una simple pelusa. Por un momento cegó su visión pero una suave brisa la apartó de él rápidamente. TIC, TAC el sonido de los segundos marcados a golpe de manecilla… seguro que era un reloj grande pero no podía verlo.

¿Habrían sido sus compañeros? Claro… le inyectaron algún tipo de veneno paralizante,¿una broma? La curiosidad se mezclaba con el miedo, un minuto, del cual solo unos segundos. Su cuerpo estaba muy frío pero era verano, sin duda.

El sonido de un grifo goteando se fundía con el segundero para componer una melodía diabólica. De golpe, el miedo atrapó la curiosidad y se encontró temblado, estaba helado pero temblaba de un terror infinito.

El segundero se paró al minuto exacto. Una sombra absoluta lo envolvió todo, como pudo, miró con recelo hacía arriba… antes de morir escuchó la voz de dos niños, ¿eran ángeles? No, claro que no…

-Te dije que si le arrancábamos un miembro estaría mínimo un minuto sin moverse ¿ves? He ganado ,me debes un paracaidista ,y seis canicas incluida la de nacar azul.Ese era el trato ¿no?

-Que si ,que si , pero no hacía falta matarla, ¡jolínes !

-Se iba a morir igual… ¡que más da! Solo es una hormiga.

7. Fátima Beltrán Curto: AMANTES DE LOS RELOJES

Dámaso Calidoscopio se consideraba un artesano del tiempo; el anciano, con más de ciento veinte años de edad, construía y reparaba relojes por encargo en su pequeño taller. Sus cronógrafos habían llegado a convertirse en codiciadas joyas para los más entendidos. Cada diez de Enero, por su cumpleaños, Dámaso Calidoscopio tenía preparado el pedido más importante de toda la temporada, para su mejor clienta. Dicen que nunca vieron que ella le diera un céntimo por su trabajo, pero que la Muerte se iba satisfecha del humilde obrador tras recibir puntualmente su presente. Dámaso Calidoscopio disponía así de un año más para seguir con su afición favorita.

8. Fco Javier Sanchez Donate: POR FIN

Cuando los hombres desaparecieron las cucarachas se reunieron y una de ellas dijo lo que todas pensaban: Por fin se han ido los hombres, ¿Es que acaso no sabían que todo esto es nuestro? Les hemos dejado hacer por pena, pero no veíamos el momento de quedarnos solas. Ahora, tomemos posesión. Y cuando se fueron y el eco de sus miles de pasos se acalló, una de las hormigas del rincón le dijo a la otra: ¿Qué todo esto es suyo? Qué ilusas estas cucarachas.

9. Federico Fayerman: UNA TIENDA DE PUEBLO

Al entrar en la tienda noté que me pertenecía. Sus vasares congestionados de libros, cuadernos, tebeos y material de papelería me devolvían a mi infancia.

Había vuelto a penetrar en ese mundo del papel, de la tinta, de los lapiceros de colores y del pegamento, que me rodeó hace más de cincuenta años.

El mostrador, cubierto con la prensa del día y las revistas en color, precedía a los dueños de la papelería. Me dijeron:

– ¿Qué desea, señor?

– Oler.

10. Gotzon Relatos Encallados: EL APÓSTATA

Un extenso manto de hojarasca seca logra dar ese aspecto lúgubre y siniestro al sendero que, formado por una inmensa hilera de álamos centenarios, conduce hasta el obispado.

Mientras camina, Néstor contempla pensativo y cabizbajo el quebrar de las hojas bajo sus pies, una visión que acrecienta sus constantes dudas. Cada paso adelante le aproxima hacia un acto de coherencia con su doctrina, pero al mismo tiempo, buena parte de sus profundos ideales se resquebrajan, quedan fragmentados, los siente tan vulnerables como la broza que va dejando atrás, crepitando mientras se retuerce intentando retornar a su anterior estado.

Pero Néstor está decidido a dar el paso para liberar el malestar que atenaza su moral interna. Ateo practicante, promulga la apostasía entre sus muchos seguidores, con ejemplar displicencia hacia la jerarquía eclesiástica católica…

“…ese estamento hipócrita, ese conglomerado manipulador de conciencias, proxeneta de la fe, fiel aliado del despotismo y la tiranía, causante de tanta tropelía a lo largo y ancho del mundo en la historia pasada y presente, sustentado sobre el dogma de la rapiña y el derramamiento de sangre inocente…”

Néstor aprieta su paso al recordar los trazos más elocuentes de su discurso apologético del ateísmo y empuja el portón con seguridad. A punto está de iniciar un proceso irreversible acorde con sus razonamientos anti religiosos. Denotaría una grave incongruencia que quien proclama la negación de la fe cristiana y predica la apostasía como un derecho exigible, no fuera el primero en iniciar los trámites para reclamarla para su propia persona.

Claro está que son muchas las trabas y dificultades para poder ejercer el derecho a desligarse de tan blindada asociación, en primer lugar hay que pertenecer oficialmente a ella. Así, mientras el agua bendita recorre la coronilla de Néstor, sus labios van perfilando una pícara sonrisa combativa.

11. Jesús Gil: OFICIO DE FICCIÓN

Entre la música estridente y el grupo de ejecutivos de la mesa de junto, que no dejan de aullar como adolescentes, ambos compadres tienen que hablar a los gritos para entenderse.

-Mire compadre, usté sabe que lo estimo un chingo y que por eso mismo es que le digo las cosas.

-Yo lo sé, compadre y no sabe cómo se lo agradezco.

-Sinceramente, creo que a sus catorce años, su muchacho debe dejar de creer en Santa Claus y en los cuentos de hadas y empezar a crecer. Quizá ya es hora de que se estrene con una mujer…

-No crea que no lo he pensado, compadre; es sólo que para mi mujer, la idea de traerlo de putas es inconcebible.

-Yo lo entiendo, compadre; pero tarde o temprano, va a tener que entender que ni el panzón diabético ese, ni las hadas, existen.

-Yo…

Un alboroto general impide que su compadre termine la frase.

La nena que lentamente bailaba y se desvestía sobre el escenario, inexplicablemente había caído fulminada al instante.

12. Kurro Sánchez: PRIMERA PIEDRA

Resulta cuanto menos curioso pararse a recordar el caso. Allí estaban sentados, entre otros personajes pintorescos: un futuro sacerdote que, años después, fue acusado de abuso sexual; un magnate que no evadía sus impuestos, sino que corría delante de ellos como alma que lleva el diablo; alguien al que le venció el plazo de una importante deuda y tiró a su recaudador río abajo; espero que hubiese algún hombre bueno, pero no me consta. La resolución de este variopinto jurado al deliberar ante el caso de una joven que repartía panfletos contra el poder fue unánime: culpable. Realmente lo era.

13. Nicolás Ferraiolo: LA MUERTE

Día a día el miedo me abrazaba, me alimentaba aburridamente lo mejor posible, había olvidado mis sanos oficios por el ocio del cuidado a mí mismo (tal vez un pie cortado, tal vez un golpe en la cabeza…)

He sufrido los cuidados excesivos de todos mis allegados desde que, más curioso e inocente que temeroso, dirigí la pregunta al oráculo Clepsidra. Contestó, sobre mi muerte: «larga y dolorosa», cerró los ojos y soltó una lágrima.

Desde ese día busqué modificar mis costumbres para eliminar tan sólo una de la concatenación de causas por las que moriría así, sabiendo con terror que hacerlo podría ser también una causa necesaria para el fin que ciegamente creí futuro.

Sin embargo, hubiese sido ahogado bajo el mar; hubiese sido despellejado por cimarrones, hubiese muerto torturado o perdido mis extremidades atado a caballos, pero no así, ¡no así!, ahora que termino mi testamento, pues sé de mi muerte bella y tranquila (posiblemente me quedaré dormido), descubro que el largo y doloroso fin empezó desde la infame sentencia, al fin tan bien cumplida por mi voluntad de morir larga y dolorosamente hasta la muerte.

14. Paloma Luengo: TINTA AL SOL

Al terminar de escribir mi novela en Julio del verano pasado, estuve más de una semana buscando el nombre apropiado para ella. Desesperado la arrojé a la piscina, y al día siguiente arrepentido,buceé en su busca. La dejé con delicadez sobre el borde de la piscina para secarla. A las tres horas tenía en mis manos mi nueva novela: «Tinta al Sol».

15. Rocío de Juan Romero: EL OTRO REFLEJO

Si se miraba en el cristal de la ventana con la luz adecuada, Beatriz podía ver su rostro reflejado. No era lo mismo que un espejo pero, a falta de uno, le servía.

Palpó las mejillas y descendió hasta la boca, buscando algún cambio. La piel pegada al hueso hacía los dientes más grandes y los ojos hundidos brillaban en sus cuencas. Estudió sus escuálidos brazos, con las venas azuleando bajo la piel translúcida.

Cuando su marido llegó, ella se había recostado de nuevo en la cama del hospital. Jaime traía una caja de frutas escarchadas que le ofreció abierta. Beatriz tomó uno de los dulces, frotando con el índice la capa de azúcar que lo recubría. Luego se llevó el dedo a la boca y dejó que los minúsculos granos se deshiciesen en la lengua.

Él se sentó a su lado, y le fue contando novedades. Carolina había pasado la noche en casa de una amiga; las dos niñas no habían dormido de la emoción. Beatriz asentía con suavidad, mirando sus ojos. Finalmente, él se incorporó y la besó, haciéndole llegar su cálido aliento a los labios.

—Vuelve pronto—se despidió—. Carolina y yo te echamos de menos.

Una vez a solas, Beatriz se levantó, tiró a la papelera la fruta escarchada que había tenido entre los dedos y se lavó los dedos pegajosos en el cuarto de baño. Luego regresó junto a la ventana para buscar, con obsesión, el otro reflejo de su rostro.

16. Rosita Fraguel: SI YO FUERA TÚ Y TÚ FUERAS YO

Cuento los minutos que faltan para el centrifugado, los euros en la cuenta corriente, las veces que Curro se ha meado en la alfombra, los seiscientos segundos de los macarrones, las canas que aparecen bajo mis mechas -¿otra vez a la peluquería?-, las veces que he fregado la misma sartén esta semana. Cuento calorías, las repeticiones de los ejercicios del gimnasio, las llamadas de mi madre diciéndome -sin palabras- que se siente sola. Las veces que te fallé. Cuento mis mentiras, cada vez que mi jefe me dice que no haga lo que me dijo que hiciera. Los días del ciclo de la píldora. Cuento las palabras de este microrrelato para cumplir -responsable, seria, formal-, de nuevo, la matemática.

17. Salvador Robles Miras: EL GRAN DÍA

Sueña desde hace tiempo con que el sábado será su gran día, el día en que conocerá a él, al hombre de su vida. Los primeros cuatro días de la semana, aunque se le hacen muy largos, terminan por consumirse. La inminencia del sábado convierte al viernes en un día menos tedioso que el jueves; cuando llega la hora de salida de la oficina, a las seis de tarde, se encamina a la peluquería, en donde tiene reservada hora todos los viernes del año. Se pasa gran parte de la mañana del sábado entre el cuarto de baño, acicalándose, y el dormitorio, probándose vestidos delante del espejo del ropero. Por fin llega la tarde anhelada. No ocurre lo que esperaba. No ese día, pero será el sábado. Su gran día será el sábado, el próximo sábado.

18. Víctor Bascur Anselmi: APPETITUS INORDINATUS VINDICTAE

Con la frente aún húmeda por el agua ahí vertida, el hombre se adentró sigilosamente en el pequeño cubículo de madera. Una vez allí espetó de memoria la línea, casi cinematográfica, que había practicado durante los últimos veinte años de su vida:

-Mataré a un pederasta y vengo a pedir penitencia por eso.

Las últimas palabras del sacerdote fueron: Gerardo ¿eres tú?

19. Víctor Kardec: SALVADO

Una sensación de frío intenso le erizó el vello. Despertó. Sintió soledad y miedo ante la falta de luz, de aire y de memoria. No sabía dónde se encontraba, pero la estrechez de su aposento le agobió desesperadamente. Crispado, supo que había sido enterrado vivo. Del miedo se orinó encima, tembló y su corazón se aceleró. De pronto recordó. Él era un rico hacendado, ahora lleno de deudas, que días atrás se sintió indispuesto. Y ahora estaba muerto… o vivo y enterrado. Se sintió morir de verdad. De pronto, oyó ruidos cercanos, muy cercanos. El sonido de una pala levantando tierra. Luz artificial por la rendija de la caja. Se abrió. Rápidamente se incorporó y salió de ella. El profanador de tumbas quedó estupefacto y se llevó la mano al corazón. Cayó fulminado sobre la caja vacía. El hacendado contempló la escena, rellenó el agujero y salió del cementerio. Fuera le esperaba una vida nueva, como de recién nacido.

20. William Ernest Fleming: ADIOS

Mientras ponía el último disco de su turno aprovecho para salir al balcón y fumarse el último cigarrillo de la noche. En la terraza, se encontró con la figura entre las sombras de una chica, una joven pelirroja que le miraba socarronamente, cuando se acercó desapareció, cayendo hacia el abismo resplandeciente de un rio de luces y sonidos estridentes; al lanzarse a su imposible rescate pudo ver como no había nadie.

En el aire, el sonido de la música “Soy la única chica que te tuvo”

[poll id=»3″]

43 comentarios en “Vota tu favorito en el I Concurso de Microrrelatos Tinta al Sol

  • Pingback: Bitacoras.com

  • el 13 julio 2010 a las 3:49
    Permalink

    Hola, quiero votar por Víctor Bascur Anselmi: APPETITUS INORDINATUS VINDICTAE

    Respuesta
  • el 13 julio 2010 a las 8:45
    Permalink

    El relato de Eva Lora Miguel me ha encantado. Creo que es una gran escritora !ojalá gane!

    Respuesta
  • el 13 julio 2010 a las 20:31
    Permalink

    voto por Nicolás Ferraiolo: LA MUERTE

    se lo merece

    Saludos!

    Respuesta
  • el 19 julio 2010 a las 5:42
    Permalink

    vamos nico ferraiolo carajooooo!!!
    profe te bancamos :P:P:P:P

    Respuesta
  • el 19 julio 2010 a las 10:51
    Permalink

    Me ha encantado Fco. javier¡¡¡
    a por todas ¡
    un beso

    Respuesta
  • el 19 julio 2010 a las 15:52
    Permalink

    Tarde pero por fin he conseguido tiempo de leer los relatos con atención… Ya he votado por uno de los 3 que me han gustado, aunque me parece que no son de los preferidos. Eso si, la mayoría son relatos muy negros… cosa que a mi me encanta!

    Mis preferidos han sido, Migrañas, Un minuto y Viernes a eso de las once de la mañana

    Respuesta
  • el 20 julio 2010 a las 8:44
    Permalink

    voto por Nicolás Ferraiolo: LA MUERTE

    Me encantó!
    Suerte.

    Respuesta
  • el 20 julio 2010 a las 8:46
    Permalink

    NICO FERRIAIOLO! LA MUERTE. ES GENIAL

    QUIERO QUE GANE ESE, ME GUSTO MUCHO

    Respuesta
  • el 21 julio 2010 a las 18:41
    Permalink

    Salvador Robles, porque en la simpleza de cada nuevo dia, cabe la esperanza y la ilusion. Lo hermoso de la vida: sentir el tiempo.

    Respuesta
  • el 21 julio 2010 a las 22:34
    Permalink

    Todo movimiento cultural que promueva la difusión del arte en sus diferentes manifestaciones -en este caso literarias-, a través del cual se premia a los mejores trabajos presentados, deben gozar de la seriedad que corresponde en cuanto a su transparencia. El voto del público, a mi entender (y con la autoridad que me confiere haber sido, en su oportunidad, jurado internacional), sólo promueve el fraude. Nadie puede ser tan inocente de pensar que en un concurso de estas características, la cantidad de votos obedece a la calidad del texto, sino más bien, a la argucia informática de quienes se erigen en sus propios votantes.
    Lamento que, entre tantos buenos textos, los mejores no tengan una «tribuna» desde donde se los defienda, supongo que esto tiene que ver con la honradez de los autores.
    Aprender de los errores supone un gran desafío y una gran humildad. Yo voto porque ese aprendizaje sea posible.

    Respuesta
    • el 22 julio 2010 a las 10:57
      Permalink

      Ningún sistema es perfecto. Dado que has participado como jurado en otros concursos, habrás sido testigo de la poca seriedad de muchos jurados que se dejan influenciar por amiguismos y otros intereses.
      Por esa razón elegí este sistema híbrido, que está claramente explicado en las bases y que los autores, que, a fin de cuentas, son los protagonistas de este concurso, han aceptado libremente.
      Respecto a tus dudas sobre un posible fraude informático, están activados los mecanismos de control necesario para que esto no ocurra.

      Un saludo y gracias por tu aportación.

      Respuesta
      • el 22 julio 2010 a las 12:53
        Permalink

        Estimada Yolanda, coincido con que no existe el sistema perfecto, pero algunos, como este, están a la cabeza del fraude, y esta no es una aseveración sin sustento. Pues el ente organizador del concurso donde posteriormente he participado como jurado, venía de un estrepitoso fracaso con igual sistema que el presente, donde la mayor cantidad de votos del público, recaía sobre un texto sin valores literarios ni morales. Contra todo pronóstico que puedas hacer, NO he sido testigo de la “poca seriedad y amiguismo” entre jurados, pues yo sólo he representado a mi país, y el resto de los miembros correspondía a otras partes del mundo, por lo cual nunca nos conocimos, salvo por las discusiones vía Skype para resolver el fallo final. Mal podría haber “amiguismo” de uno, cuando desconocíamos a los amigos del otro. Por otro lado, el arduo trabajo implicó la confección de sendas planillas donde se evaluaron durante meses, gramática, ortografía, originalidad, valor del mensaje, etc., por lo que ha merecido premio, la mayor puntuación de cada ítem. Por ende, aquel ente organizador, “ha aprendido de su primer error”, es decir, ha avanzado un paso hacia la superación de su propia propuesta. No hay “mecanismo de control” informático que no se pueda burlar. En este caso, basta con que un participante “equis” y un grupo de amigos, recorra varios ciber en un día y en los sucesivos, para que meta cuantos votos quiera. ¿De qué forma podría controlarse si la IP viene de diferentes PC, lugares y sistemas? Cordiales saludos.

        Respuesta
        • el 22 julio 2010 a las 19:50
          Permalink

          Estimada Ainara, no sé en qué concurso literario habrás participado, pero debió ser de los más importantes dado que las deliberaciones se prolongaron «durante meses». Este, en cambio es un concurso ciertamente modesto en el que el premio, meramente simbólico, hace que me resulte difícil imaginar a nadie enviando a sus amigos a votarle por los cybers, al precio que cuestan.
          Por otra parte, todos los microrrelatos que he seleccionado tienen unos evidentes valores literarios, así que no hay peligro de que gane alguno sin la suficiente calidad.
          Gracias una vez más por compartir tu opinión personal con nosotros.

          Respuesta
          • el 22 julio 2010 a las 20:11
            Permalink

            Querida Yolanda, desconocía que este concurso fuera una iniciativa personal, cosa que valoro sobremanera por el trabajo y tesón que representa. Mi crítica trató de ser constructiva, destinada a alertar sobre los manejos de cierta gente que por figurar, hace cualquier cosa, me consta. En mi país hay un dicho popular que dice: “El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo”, se podría decir que soy “vieja” y que sólo intento aportar, humildemente, mi experiencia. Te felicito calurosamente por esta cruzada, y te deseo de todo corazón, el mayor de los éxitos, al igual que a cada uno de los participantes de este concurso 🙂

  • el 22 julio 2010 a las 0:21
    Permalink

    La excelencia tiene un nombre: Salvador Robles. Voto al cuento N° 17 por los valores humanos que sostiene y por su impecable redacción. La esperanza mueve al mundo, poder plasmarla desde un relato, también moviliza al lector que sabe leer entre renglones. Felicitaciones a un grande de las Letras.

    Respuesta
  • el 22 julio 2010 a las 1:03
    Permalink

    Mil gracias por el apoyo a los que escribieron. Saludos.

    Respuesta
  • el 23 julio 2010 a las 18:48
    Permalink

    Hola a todas y a todos, he participado con mucho agrado de esta convocatoria, mi relato es el número 5. Leí los 125 relatos, y aunque de mis favoritos, no todos quedaron entre los 20 finalistas, si tenemos coinicidencias en cuanto a calidad se refiere.

    Para mí, los 5 mejores relatos son:

    Salvador Robles Miras: EL GRAN DÍA
    Víctor Kardec: SALVADO
    Daniel Frini: VIERNES, A ESO DE LAS ONCE DE LA MAÑANA
    Fátima Beltrán Curto: AMANTES DE LOS RELOJES
    Y por supuesto el mío. INESPERADO.

    Excelente iniciativa, ojalá se repita.

    Respuesta
  • el 23 julio 2010 a las 22:07
    Permalink

    Quiero dejar constancia de que mi voto es para el cuento de Salvador Robles, «El gran día», porque deja un mensaje que habitualmente olvidamos, «perseverar en la esperanza». Un cuento sin mensaje es un cuento vacío, cuando queda flotando un «por qué» luego de concluida la lectura, es porque el trabajo tiene el sustento necesario, es decir, no se quedó sólo en la palabra.

    Respuesta
  • el 24 julio 2010 a las 2:14
    Permalink

    Estoy de acuerdo con los comentarios de Ainara Cortez. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que este sistema para elegir un ganador es perverso y sujeto a maquinaciones poco ortodoxas por parte del público. Esto por un lado. Por el otro, yo tampoco sabía que los 20 seleccionados, lo fueron por una sola persona. Con todo respeto, creo que esto es poco criterioso puesto que no hay debate entre otros puntos de vista. La unilateralidad no es conducente, ni pertinente en un concurso literario.

    Respuesta
    • el 24 julio 2010 a las 10:16
      Permalink

      Las bases del concurso eran claras a este respecto y los autores las han aceptado libremente. Respecto a los mecanismos de seguridad son más estrictos de lo que aparentan, por ejemplo, me permiten ver lo otros comentarios que has hecho bajo otras identidades.

      Un saludo y gracias por compartir tu opinión

      Respuesta
  • el 24 julio 2010 a las 13:43
    Permalink

    Mi verdadero nombre es Francisco Rennier, y el hecho de que mi comentario haya salido de la misma PC que mi compañer@, no significa que yo sea tod@s, sino que compartimos criterios y el tema es motivo de charla entre nosotros. Si hubiera querido enmascararme, no tenía más que hacerlo desde otra computadora. Ya ves, nada es lo que parece por este medio.

    Respuesta
    • el 24 julio 2010 a las 18:27
      Permalink

      Según me dices por mensaje privado, nada más lejos de tu intención y la de «tus amigos» que (y cito) perturbar tu concurso, nuestra única finalidad era acercarte nuestro aporte desde la experiencia y la amistad.

      Para hacer esto habéis puesto en duda la honestidad de mis lectores (sigo citando): El voto del público […] sólo promueve el fraude

      Así como la de los participantes en el concurso: Nadie puede ser tan inocente de pensar que en un concurso de estas características, la cantidad de votos obedece a la calidad del texto, sino más bien, a la argucia informática de quienes se erigen en sus propios votantes. Lamento que, entre tantos buenos textos, los mejores no tengan una “tribuna” desde donde se los defienda, supongo que esto tiene que ver con la honradez de los autores.

      Y por último habéis puesto en duda mi honestidad en este concurso por dos veces : Todo movimiento cultural que promueva la difusión del arte en sus diferentes manifestaciones -en este caso literarias-, a través del cual se premia a los mejores trabajos presentados, deben gozar de la seriedad que corresponde en cuanto a su transparencia

      yo tampoco sabía que los 20 seleccionados, lo fueron por una sola persona. Con todo respeto, creo que esto es poco criterioso puesto que no hay debate entre otros puntos de vista. La unilateralidad no es conducente, ni pertinente en un concurso literario.

      No voy a mencionar aquí al participante al que paralelamente elogiabáis porque no sé si vuestra intención con estos insultos era perjudicarl@ o no.

      Si he permitido que hagáis esto en los comentarios, cuando dado su tono insultante podía haberme limitado a eliminarlos sin más, es porque no tengo ningún inconveniente en hablar sobre distintos procedimientos para futuras ediciones del concurso con los lectores del blog siempre desde el respeto y la educación.

      Por eso razón, «os» advierto que es el último comentario insultante, especialmente hacia los participantes del concurso, que voy a consentir. Si alguien quiere proponer nuevos sistemas o cualquier otra sugerencia para otras ediciones del concurso soy la primera interesada en escucharlos y debatirlos si procede.

      Respuesta
  • el 25 julio 2010 a las 9:20
    Permalink

    Acabo de descubrir un blog con unos relatos muy buenos, he prestado parte de mi tiempo en leerlos, de lo que no me arrepiento, pues disfrute leyéndolos. Hasta que llegué a los comentarios. Hay creo que perdí mi tiempo no solo yo, si no hasta los autores de los relatos. Lo que empezó como una sugerencia a la autora del blog sobre las votaciones por parte de alguien que parece está metido en el tema, ha terminado a que la autora se confunda y cite la palabra insulto en su último comentario.
    Definición de insulto: “ Cualquier palabra o afirmación despectiva y desagradable dirigida a una persona o grupo con intención de ofender”
    Yo no pude apreciar ningún insulto en ningún comentario, así pues movido por la curiosidad de informarme primero antes de plasmar mi comentario aquí, hice una visita al apartado Sobre mí en la cabecera de este blog.
    En el me encuentro con esto:
    “Nunca he escrito un diario. Este es mi primer blog. Me da miedo no desarrollar completamente mi talento como escritora. Me da miedo no tener ningún talento como escritora. Aparte de los tebeos de mi infancia (Mortadelo y Filemón, 13 Rue del Percebe, etc.) no “descubrí” los comics hasta la universidad. Veo más series que películas, entre otras cosas porque sus guiones en estos últimos años son infinitamente más innovadores y de más calidad.”
    Llegados a este punto en el que la autora tiene miedo a la escritura, estuvo leyendo tebeos y comics hasta la universidad, se atreve a calificar un guión de serie televisiva, como algo mejor a la grandeza del cine y que está relacionado con la literatura en incontables ocasiones, no me queda otra que calificar este “concurso” como un INSULTO a las personas que tienen alma, coraje y honor en la escritura.
    Creo que esto es todo, me gusta leer y también opinar.

    Respuesta
    • el 25 julio 2010 a las 10:01
      Permalink

      Como ya he dicho, en este blog están permitidas todas las opiniones contrarias a él o a mí siempre desde el respeto y la educación, tal y como tú acabas de hacer, y por eso te agradezco tu sinceridad al plantearlas aquí.

      Tus dudas sobre mi persona, mi talento o mi criterio son perfectamente legítimas, aunque, como verás, en ningún artículo de Tinta al Sol me autoproclamo experta en nada; desde el principio he dejado claro que soy una escritora en proceso de desarrollo que va compartiendo sus experiencias y trucos con quien quiere leerlos. Si sé de lo que hablo o no, si tengo criterio o no, y si tengo talento o no, es algo que juzgan mis lectores cada día, no una etiqueta que yo me ponga a priori, y te aseguro que no se les caen los anillos al decirme «aquí estoy de acuerdo contigo» o «en esto te equivocas por estas razones», lo cual resulta enriquecedor para todos.

      Tuve la oportunidad de organizar este concurso, planteé desde el principio en las bases cuál iba a ser el proceso de selección y quien quiso lo aceptó libremente y quien no, no lo hizo. Pero inferir de ahí que quien participó lo hizo con intenciones deshonestas es insultante.

      Te agradezco, por tanto, tu aportación y te invito a que sigas participando en este u otros artículos para que todos podamos seguir aprendiendo.

      Respuesta
  • el 25 julio 2010 a las 16:47
    Permalink

    Acá lo importante es que alguien organizó un concurso literario,gente a la que le gusta escribir,unos con más condiciones que otro, escribió.Gente a la que le gusta leer, leyó los cuentos.Los votos no son tan importantes como el hecho maravilloso que se da cuando uno intercambia emociones a través de la escritura.
    Para mí el mejor cuento es el de Nicolás Ferraiolo. Es original, en pocas palabras dice muchas cosas y nos deja, al final, ese guiño maravilloso que nos dice cómo se nos pasa la vida obsesionándonos por cosas que tal vez jamás ocurran.No se cuántos votos tiene, tampoco importa, importa que después de leerlo me quedé pensando. Y pensar, hoy en día, hace bien.
    Cariños, y a los organizadores del concurso ….
    LADRAN SANCHO,SEÑAL QUE CABALGAMOS.

    Respuesta
    • el 25 julio 2010 a las 20:50
      Permalink

      Muchas gracias por tus palabras.

      Como dije en la presentación del concurso, lo que quería era conocer a más microrrelatistas y desde luego que lo he conseguido, y además, como se ha visto, son microrrelatistas de muchísimo talento. Eso es lo importante.

      Un saludo.

      Respuesta
  • el 26 julio 2010 a las 2:30
    Permalink

    Yolanda, te felicito por la iniciativa y el modo de responder algunas ofensas solapadas. No creo que alguien deba ser escritor para juzgar una obra. De hecho, en la Universidad de Buenos Aires no forman escritores sino críticos literarios. De allí egresé con medallla de oro y sólo publiqué tres libros.Mi juicio crítico exacerbado, me impidió creer que podía agregar algo nuevo a la constelación de ideas e imágenes que ya estaban escritas. Por esa razón, cuando escribo, lo hago para mí y por necesidad. No soy escritora, pero de ningún modo desconfío de mi capacidad para distinguir a un autor de talento de un mediocre.

    Un saludo.

    Respuesta
    • el 26 julio 2010 a las 13:49
      Permalink

      Muchas gracias por tus palabras.

      Desde aquí te animo a que te lances a mostrar tus trabajos, ya sea vía internet o por cualquier otro medio. No conozco a ningún escritor, consagrado o principiante, al que no le parezca que su obra «no está a la altura». Si autores de reconocida calidad se sienten así y si equivocan, ¿por qué no ibas a estar tú igualmente equivocada respecto a tus escritos?

      Un saludo y, de nuevo, gracias por tu comentario.

      Respuesta
  • el 26 julio 2010 a las 14:17
    Permalink

    Hola.

    Soy Santiago Eximeno, el autor de «Migrañas».

    Si participé en este concurso fue porque creo que Yolanda es una persona creativa con iniciativa y ganas de aportar cosas, y eso me anima a colaborar en sus iniciativas.

    El premio es simbólico. Si algunos autores buscan votos entre sus conocidos/amigos para ganar, es lícito. Las bases estaban claras. No creo que nadie deba rasgarse las vestiduras por cómo se ha llevado este concurso, menos cuando los autores que han participado no han protestado.

    Un saludo, Santi Eximeno.

    Respuesta
  • el 28 julio 2010 a las 15:44
    Permalink

    Hola Yolanda:

    Soy Rosita Fraguel, una de las participantes. Sólo quería trasladarte mi apoyo ante las críticas de otros comentarios. Estaba claro para mí, y creo que para todos, desde las bases bajo qué condiciones se desarrollaba el concurso. Seguramente el voto popular no sea el más justo pero era el que determinaba el ganar en este concurso (y podemos hablar de que las editoriales publican lo que vende y que los que compran son lectores…). Para mí el premio ha sido que me hayas seleccionado entre 125 microrrelatos porque quiere decir que has visto algo en mi trabajo y que te he llegado de algún modo.

    Hay muchos concursos en los que el jurado dispone de los derechos de explotación de todos los trabajos presentados, que obligan a contratos draconianos a los ganadores y finalistas,… y esa es la vida; con no presentarse tiene uno bastante, ¿verdad?

    Gracias por organizar el concurso y tomarte tiempo y esfuerzo en él. Creo que todos los finalistas nos hemos sentido honrados de que una lectora amante de la literatura nos haya elegido. Para los demás, siempre quedará el Planeta 😉

    Respuesta
  • el 29 julio 2010 a las 17:28
    Permalink

    Suscribo lo dicho por Santiago Eximeno y Rosita Fraguel, soy Gotzon, he participado con dos microrrelatos y me honra que uno de ellos haya sido seleccionado entre 125.

    Gracias a Yolanda por la iniciativa y a todas las personas que me han votado.

    Enhorabuena a tod@s los participantes.
    Lo último en el blog de Gotzon: Autodefinido Microrrelato

    Respuesta
  • el 30 julio 2010 a las 18:24
    Permalink

    Voto por La Muerte. Suerte nico!

    Respuesta
  • Pingback: El Rapidín – Microrrelato iberoamericano. (Libro) « Relatos Encallados

  • Pingback: El Apóstata. (Microrrelato) | Relatos Encallados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CommentLuv badge

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.