Opinión: La leyenda del ladrón de Juan Gómez-Jurado


Hace unos días os hablé de Juan Gómez-Jurado, un autor cuya carrera sigo con mucho interés, a pesar de que hasta ahora no había leído ninguno de sus libros. Si en su momento no leísteis ese artículo, os recomiendo que lo hagáis ahora, porque la historia de cómo usa Juan Gómez-Jurado internet y las redes sociales para promocionar su obra os va a resultar a la vez interesante y útil.

Ahora, sin embargo, ya he leído su último libro, La leyenda del ladrón, así que ya puedo hablaros de Juan Gómez-Jurado como escritor.

Como os dije en el anterior artículo, no me gustan las novelas históricas. No por el género en sí, me parece estupendo novelar hechos históricos para hacerlos más cercanos y accesibles, pero suele dar lugar a libros que tienen más de novela que de historia, con tramas predecibles, personajes planos y toneladas de detalles superfluos destinados a demostrar las largas horas que el autor dedicó a documentarse o a leer la wikipedia.

En cambio La leyenda del ladrón no es una novela histórica, sino una novela de aventuras situada en el siglo XVI.

En 1587, en una venta de Écija un comisario de abastos del rey encuentra a un niño de 13 años, enfermo de peste abrazado al cadáver de su madre. El comisario ve que el niño podría salvarse, y decide arriesgarse y llevarlo a un orfanato en Sevilla. El niño, Sancho, tiene un carácter difícil y rebelde que le hace meterse en problemas cada vez peores, pero también tiene un gran sentido de la justicia, que le llevará a combatir a algunos de los hombres más despiadados de Sevilla.

El punto de partida lo encontramos en muchas historias: protagonista de origen humilde que desafía su destino de desharrapado y combate al poderoso malvado en pos de la justicia y la venganza, mientras enamora y se enamora de una mujer fuerte dispuesta a luchar contra las resticciones sociales que sometían a la mujer en aquella época. A pesar de eso Juan Gómez-Jurado consigue que no nos parezca una historia ya leída, sino más bien la usa a modo de convención del género en la que el lector puede sentirse cómodo y dejarse llevar por una trama que no decae ni en interés ni en ritmo en ningún momento, más bien al contrario, se trata de uno de esos libros que te enganchan y te resistes a cerrar.

Los personajes, aunque convencionales, están muy bien definidos en sus virtudes y sus defectos, por lo que resultan tridimensionales, realistas. Incluso un movimiento tan arriesgado como es la inclusión de dos personajes reales, Cervantes y Shakespeare, está bien resuelto, y resultan tan creíbles e integrados en la historia como los personajes ficticios.

En cuanto a la documentación, los detalles y el lenguaje de la época que el autor incluye sirven para trasladar completamente al lector a la Sevilla del siglo XVI sin detener la acción con descripciones innecesarias, ni distraer de la historia.

Porque otra de las virtudes de este libro es lo visual que es. Mientras lees, vienen a tu cabeza perfectamente definidos la ciudad y los personajes. Al igual que a los protagonistas, Juan Gómez-Jurado recrea vívidamente los escenarios en los que transcurre la trama, con sus olores, colores, usos y costumbres.

Dentro de esa ambientación es inevitable ver un parecido con la situación económica, política y social de la España de 2012 con una sociedad polarizándose cada vez más en ricos y pobres, con políticos inútiles y corrupción por todas partes. Esto también contribuye al disfrute de la novela, y a la identificación con el héroe, defensor de los desfavorecidos.

Esto, en cuanto a lo que me ha gustado de la novela. Lo que menos me ha gustado ha sido uno de los personajes, Clara, la protagonista femenina. Aunque plasma muy bien los miedos y dudas que la atenazan en su anhelo de escapar de la vida de esclava que le ha tocado en suerte, lo que aporta verosimilitud al personaje, resulta excesivamente pasiva para un carácter supuestamente fuerte y valiente. En más de 600 páginas sólo toma una decisión, y la alternativa era demasiado horrible para ser una opción. Todos los avatares que le suceden vienen dados por las acciones y decisiones de los personajes masculinos que la rodean. Francamente, a estas alturas, ni las princesas Disney se quedan sentadas esperando a que el príncipe de turno las salve.

Otro punto a favor de La leyenda del ladrón es ser el primer libro publicado en España con realidad aumentada, ya que al final de algunos capítulos se incluyen códigos QR que permiten ampliar datos mediante una aplicación para Android y iPhone. Desafortunadamente sólo funciona para android 2.3 y en mi pobre HTC Wildfire S no se puede instalar, así que no puedo hablaros de ella.

En resumen, La leyenda del ladrón es un libro de aventuras redondo, que entretiene y engancha desde el primer momento sin decaer a lo largo de sus 180.000 palabras. Por tanto es una lectura ideal para las vacaciones de verano, que están a la vuelta de la esquina, o para que se nos haga más corta la espera hasta que lleguen. Para abrir boca podéis leer sus primeras páginas aquí.


Si te gusta esta reseña también pueden interesarte:

16 comentarios en “Opinión: La leyenda del ladrón de Juan Gómez-Jurado

  • Pingback: Bitacoras.com

  • el 21 junio 2012 a las 23:09
    Permalink

    Me he bajado por 1,59 «Espía de Dios» en el Ipad, a través de App Store.
    Lo leeré, y os dejaré un comentario.
    La verdad que me sorprendió verlo en el App store, y por tan buen precio, esta claro que este autor se mueve estupendamente por internet.

    Un abrazo Yolanda.

    Respuesta
  • el 22 junio 2012 a las 13:14
    Permalink

    En algunas opiniones sobre la novela histórica podríamos estar de acuerdo. En lo que ya discrepo es en el paralelismo entre la España del siglo XVI y la actual.
    No he leído el libro de Gómez-Jurado aunque tal vez debería, supongo… pero ya me imagino lo que hay. El tópico relato estereotipado sobre una España muerta de hambre aunque es dueña de medio mundo. Esa idea, aparte de rancia hasta lo indecible, no tiene la menor base histórica o se basa en investigaciones que ya empiezan a estar bastante superadas.
    La España de esa época tenía similar i mejor nivel de vida que muchos de sus rivales europeos gracias a las minas americanas y a su dominio de las rutas comerciales globales. Especialmente desde que Urdaneta se hace con el derrotero del tornaviaje y con él con el acceso al mercado de productos de lujo asiáticos que dutante bastante tiempo van a ser monopolio español. Podría seguir dando ejemplos hasta aburrir. Pero en vez de eso prefiero decir que una cosa son los complejos de inferioridad colectivos -artificialmente inducidos por unos cuantos cantamañanas que se saben de la misa sólo la mitad y tratan de aprovecharse de ese acoquinamiento colectivo- y otra cosa los hechos históricos correctamente investigados y contados.
    Remedio a esa tontuna colectiva la hay, pero claro, no es The Huffington Post y así resulta que es menos conocido y menos usado. Una pena. Ahí dejo el link por si acaso. Todos los días 20 de cada mes tenéis una cita con el análisis de una novela histórica desde el punto de vista del historiador http://lanovelaantihstorica.wordpress.com.
    Saludos cordiales.

    Respuesta
    • el 24 junio 2012 a las 14:18
      Permalink

      No voy a ponerme a debatir aquí contigo sobre los puntos en común de la situación económica actual con las sucesivas quiebras de la monarquía en la edad moderna, cuando la plata procedente de América desembarcaba en Sevilla, era transportada a Burgos para ser acuñada, y partía de allí sin dilación camino de Alemania para saldar las enormes deudas contraídas con los banqueros alemanes por unos dirigentes incapaces y despilfarradores.
      Y no voy a ponerme a debatir aquí contigo sobre eso, porque los lectores de mi blog llegan aquí buscando información sobre escritura y libros, y no sobre historia, economía o política.
      Respecto al objeto de este artículo, el libro de Juan Gómez – Jurado, tampoco puedo debatir contigo, pues tú mismo admites que no lo has leído y sólo «te imaginas lo que hay».
      Y sobre el éxito de las novelas históricas a pesar de errores cometidos en la documentación, el remedio para lo que tú llamas, de una manera que se califica a sí misma, «tontuna colectiva» está en manos de los propios historiadores, que se limitan a quejarse de la poca difusión de sus libros en vez de preocuparse de depurar su estilo narrativo para que sus obras sean atractivas y accesibles a un público mayor.
      Los dos sabemos que existen periodos históricos fascinantes, y en muchos casos desconocidos, mucho más apasionantes que el producto de la imaginación del mejor escritor, pero si los historiadores no se molestan en acercarlos al gran público, seguirán siendo desconocidos.
      Tampoco creo que sea una conspiración por parte de las editoriales y los lectores contra los historiadores. A las editoriales les da igual la temática de un libro siempre que se venda bien, y a los lectores no les importa si el autor es un novelista o un historiador si el libro está bien escrito y les resulta entretenido. De hecho, que el autor sea un historiador no hace sino aportar credibilidad a la obra.
      Se pueden dar muchos ejemplos de esto, como el éxito de libros como El regreso de Martin Guerre en Francia, El queso y los gusanos en Italia, o las obras de Paul Preston en España.
      Un saludo.

      Respuesta
  • el 2 julio 2012 a las 1:01
    Permalink

    También leí las primeras páginas en su momento (regalaban folletos en la librería) y también reconozco que, pese a lo clásico de su trama, su forma de describir y narrar es muy fluida y engancha, así que va a la lista de pendientes por leer.
    Lo último en el blog de Zilniya: El poeta contestón

    Respuesta
  • el 4 octubre 2012 a las 21:44
    Permalink

    Pues nada, al final «La leyenda del ladrón» ya tiene un sitio reservado en La novela antihistórica para el día 20 este mes de octubre.
    Efectivamente, como decía en su día en esta misma página, la novela va en la línea habitual en la novela supuestamente histórica que se autoriza a publicar en España.
    Un sólo ejemplo, cuando Gómez-Jurado habla de la gota de Carlos V en «La leyenda del ladrón» dice que el emperador se fía de misas y rosarios para curar esa enfermedad. Mayor imbecilidad -en el sentido etimológico del término- histórica es imposible. Carlos V, como se ha reflejado en todas las biografías publicadas sobre él desde el siglo XIX hasta ahora, se retira a Yuste con varios médicos y confía en ellos, y no en misas y rosarios, para que le curen la gota. El problema es que, una y otra vez, antes de retirarse a Yuste y después, se saltaba la dieta que le imponían sus médicos y así acaba como acaba.
    Ahí tenéis la calidad «histórica» de novelas como la de Gómez-Jurado que está donde está sólo porque una agente literaria le ha dado luz verde y ha conseguido venderle la moto a una editorial que, cómo no, cree que el público medio español es incapaz de superar la fase del tópico «España de pandereta».
    Y, Yolanda, ya hablando un poco de todo y sin ánimo de discutir, te diré que los historiadores hacemos todo lo que podemos para difundir nuestros trabajos con un estilo ameno, pero, claro, como parece ser que los cantamañanas tienen preferencia sobre los profesionales es como si no hicieramos nada o sólo nos queda el patio trasero de internet, que es como decir poco o nada.
    Te mando un enlace http://lacoleccionreding.wordpress.com. Mira la sección «Se puede hacer mejor», lee, por ejemplo, «El viaje del húsar» y pregúntate porque Antonia Kerrigan y su famosa agencia promocionan a autores como Gómez-Jurado y sus salidas de madre con la gota de Carlos V y no relatos como esos.
    Lo último en el blog de El administrador de La novela antihistórica: Precaución: “Robin Hood II. El cruzado ”, de Angus Donald

    Respuesta
  • el 9 octubre 2012 a las 0:00
    Permalink

    OTRO LIBRO PROGRE, TOTALMENTE PREVISIBLE EN SU ARGUMENTO, MANIQUEO DONDE LOS HAYA. <LOS BUENOS SON SIEMPRE MUY BUENOS Y LOS MALOS, COMO NO, TODOS AQUELLOS PERSONAJES QUE HUELAN A IGLESIA. EN DEFINITIVA UNA OBRA DIRIGIDA A ESOS LECTORES POCO O NADA CRÍTICOS QUE DAN POR BUENAS TODAS LAS CONSIGNAS QUE LES LLEGAN DESDE LAS PÁGINAS DE OPINIÓN O DE ESTILO DEL PAÍS Y ASIMILADOS. NO HAY MÁS QUE BURDOS TÓPICOS Y LA PRESENCIA DE GRANDES AUTORES: CERVANTES O SHAKESPEARE, APARTE DE IRREVERENTE, ES TOTALMENTE INNECESARIA.

    Respuesta
    • el 9 octubre 2012 a las 17:47
      Permalink

      Gracias por compartir tu opinión, pero, por favor, en lo sucesivo intenta no utilizar mayúsculas, en internet significa que estás gritando y además resulta muy molesto a la hora de leer. Un saludo.

      Respuesta
  • el 29 octubre 2012 a las 1:11
    Permalink

    De acuerdo con el artículos en un 90%. En lo que se refiere a esta novela en concreto, que acabo de leer ahora mismo, comparto tu reseña por completo.
    Sin embargo, me deja un poco frío, tu descalificación en conjunto del género «novela histórica» Yo leo alg, y he leido mucha, y puedo decir que algunas de ellas me han marcado para siempre y están entre mis lecturas favoritas: Los idus de marzo, Juliano el apostata, Creació,Salambó….son obras ob grandiosas

    Respuesta
  • Pingback: Vuestros artículos favoritos de Tinta al Sol - Tinta al sol

  • Pingback: Opinión: Serie de Sano Ichiro de Laura Joh Rowland - Tinta al sol

  • el 7 abril 2014 a las 18:21
    Permalink

    No es de recibo que el autor de ‘La leyenda del dragón’ escriba siempre las medidas en metros cuando el sistema métrico decimal aún no existía. Lo correcto para la época que describe es la vara castellana como medida lineal más próxima al metro. Es lo que hacen los autores anglosajones con la yarda.

    Respuesta
  • el 9 mayo 2014 a las 17:32
    Permalink

    Pues yo no soporto una pretendida novela histórica que en realidad es de pícaros y ladrones donde en cuanto leí que Sancho soñaba con viajar a las Indias y Clara con conocer el caribe de su madre, descubrí que la obra acaba con ellos juntos, muy previsible, y además del viaje idílico. Se me ha hecho pesada su lectura de la mirad para el acostumbrado final de fueron felices y comieron perdices. Increíble además que autor mencione que había ¡mapaches! en los Países Bajos y que una fulana de Sevilla hable de una tonelada de peso ¿? cuando el sistema métrico decimal aún no existía. Obra muy sobrevalorada. Lo mejor ha sido lo de los galeotes forzados porque eso de aprender a manejar la espada de un maestro está demasiado visto.

    Respuesta
  • Pingback: Opinión: Cicatriz de Juan Gómez-Jurado - Tinta al sol

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CommentLuv badge

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.