Tu historia es machista y no lo sabes
Vivimos en una sociedad machista. Esa es la razón por la que, por mucho que intentemos ser feministas y defender la igualdad, a veces no podemos evitar tener comportamientos y actitudes machistas, por pequeños que sean, porque estamos inmersos en ese machismo todo el tiempo. Es difícil no caer en ello y, por supuesto, ese machismo puede acabar apareciendo en nuestros escritos.
Como escritores, tenemos una responsabilidad con la sociedad, para no perpetuar estereotipos y fomentar la igualdad. No se trata de hacer un panfleto con cada cosa que escribas, pero sí asegurarnos de no contribuir al problema.
Para ayudarte a mejorar tu texto, a continuación te presento los micromachismos más habituales que pueden haberse deslizado entre tus ideas:
1. Tu personaje femenino toma la iniciativa en el sexo, pero espera a que él diga el primer “te quiero”.
Eso, al final de día, significa que es el hombre el que tiene las riendas de la vida de la mujer, que él es quien decide cómo y cuándo cambia la vida del personaje femenino. Es él el que toma la decisión de llevar la relación al siguiente nivel. Con esto conviertes a tu personaje femenino en alguien pasivo, lo que, a no ser que ese sea el tema de la historia, tampoco es bueno para tu texto.
2. El hombre cede el asiento o carga con sus bultos o paga la cuenta sólo por ser el hombre.
A no ser que tu historia transcurra en el siglo XIX o antes, o que ese elemento aporte algo a la narración, quítalo. La buena educación no tiene nada que ver con una actitud paternalista, estos pequeños detalles muestran a tu personaje como alguien desvalido.
3. El hombre protege a la mujer, incluso en situaciones en las que debería ser al revés.
Un ejemplo clásico de esto es una escena de un tiroteo en el que el personaje femenino es policía y el masculino es un civil, pero es él el que salta sobre ella y la protege de las balas. Ella es la que ha recibido entrenamiento para esas situaciones, y por lógica será la que más rápido y mejor reaccione.
Además, reducir tu personaje masculino a un caballero al rescate tampoco hará ningún bien a tu texto. Piensa qué escenas de tu texto ganarían si tu personaje tomase las riendas de la situación y no esperase a que a un hombre la salve.
4. El hombre es la solución o proporciona la solución.
Los libros y películas que hemos visto toda la vida nos han contado siempre la misma historia: la mujer tiene uno o más problemas hasta que aparece el príncipe azul hombre y arregla todo, así que es fácil que nuestra historia caiga en ese problema. Si centras las aspiraciones o las decisiones de tu personaje femenino en un hombre, ya no será la protagonista ni de su vida ni de su historia. Esto no quiere decir que no puedas contar una buena historia de amor, e incluso hacer que esa historia sea el centro de tu narración, pero no dejes que tu protagonista sea una dulce princesa Disney esperando a que el Príncipe Encantador la despierte.
5. Los personajes secundarios femeninos son estereotipos.
A lo mejor has puesto mucho cuidado al tratar a tu protagonista femenina, haciendo de ella un personaje interesante, completo y que demuestra la igualdad entre hombres y mujeres, pero has dedicado menos tiempo a pensar en los personajes femeninos secundarios y el resultado es que son la amiga, la madre, la rival, etc. Esto también es machista, porque estas diciendo que las mujeres son unidimensionales, pero además perjudica a tu historia. Unos buenos personajes secundarios son los que hacen de una buena historia una historia excelente, los que dan cuerpo a tu narración para que los protagonistas y sus vicisitudes brillen. Por tanto mejorar esos personajes no sólo eliminará machismo, sino que mejorarás tu texto.
6. Das por sentado que tus personajes femeninos tienen que hacer las tareas de la casa o cuidar a sus padres.
Mostrarlo es realista, porque hoy en día las mujeres hacemos, en general, la mayoría de esas tareas, pero si no mencionas lo injusto de esa situación, estás contribuyendo a normalizarlo y a que las cosas no cambien.
7. Culpas a la víctima.
Si una noche a un hombre, volviendo de una discoteca, le atracan, nadie le va a preguntar qué hacía solo por la calle a esas horas, qué había bebido o qué llevaba puesto. Se da por sentado que tiene derecho a estar allí por las noches, beber lo que quiera y vestir como quiera, y que el ladrón no tenía derecho a atracarle. En cambio, si se trata de una mujer a la que han violado en las mismas circunstancias, tendrá que contestar todas esas preguntas y más para demostrar que no fue culpa suya, que no se lo merecía o se lo busco.
En tu historia puede que no haya ningún crimen, pero has podido incluir alguna escena o trama en la que la mujer “se haya buscado” lo que le ha pasado por el hecho de ser mujer, lo que no ocurriría en un hombre, en las mismas circunstancias, ya que no se le culparía de algo que escapa a su control.
8. Portada con una mujer de espaldas.
Esto puede no parecer importante, pero es algo que muchas grandes editoriales hacen y que odio. Admito que puede ser una percepción mía, pero me parece que esas portadas en las que no se ve la cara del personaje femenino protagonista, sino que está dada la vuelta, mirando al horizonte. Supongo que la idea es que el personaje está enfrentándose al mundo, pero para mí, está esperando a que la vida caiga sobre ella, es decir, la muestran como un personaje pasivo.
En resumen, asegúrate de que no dejas que tus personajes femeninos sean unidimensionales, pasivos o víctimas del machismo.
Someter el arte de novelar o imaginar historias al corsé de lo políticamente correcto es el primer paso para que el resultado del proceso sea cualquier cosa menos arte. Y, desde luego, cualquier cosa menos escritura.
Una historia no es machista porque aparezca un hombre que le cede el sitio a una mujer. Una historia es una historia. Y punto.
Me sorprende leer en este lugar (tan abierto y artístico) un texto tan políticamente correcto, con espíritu censor. ¿Qué es eso de que «como escritores tenemos una responsabilidad con la sociedad para no perpetuar estereotipos»?
Un escritor tiene una responsabilidad, si la quiere para sí, respecto de sí mismo. Y punto.
Un texto muy lamentable, la verdad.
Hay escenas de las que describes como “micromachismos” en obras de Joan Didion, de Margerite Durás, .Joyce Carol Oates, Doris Lessing, Toi Morrison, Zadie Smith… de manera que, según tu visión, no asumen la “responsabilidad de no perpetuar estereotipos”.
¿Les dirías a ellas que fomentan el machismo?
Hola, Ángel:
muchas gracias por compartir tus opiniones con mis lectores y por considerar mi blog un lugar abierto y artístico.
Me he permitido unir tus dos comentarios en uno para facilitar a mis lectores la lectura de mi respuesta.
Para empezar, partimos de un planteamiento inicial que ya nos distancia, afirmas que la igualdad de género y su defensa es lo políticamente correcto, mientras que yo lo considero, simplemente, lo correcto.
A partir de ahí, para que esa igualdad se alcance de pleno, todos debemos contribuir en la medida de nuestras posibilidades a conseguirlo, porque no podemos esperar de manos cruzadas a que se solucione solo, o que algún ente, gobierno, etc. lo arregle mágicamente. Tampoco se trata de que un sector de la sociedad haga un gran esfuerzo para que se logre, sino que la sociedad entera haga un esfuerzo pequeño pero constante para alcanzar la igualdad, tanto en el ámbito personal como en el profesional, y como mi profesión y la de mis lectores es la escritura, es ahí dónde se centra este artículo.
Decir que un texto que favorezca la igual de género no puede ser una obra de arte es tan erróneo, al menos, como decir que un texto machista no puede ser una obra de arte, ya que ejemplos de ambos ha habido muchísimos en la literatura universal. Otra cosa es el beneficio que a la causa de la igualdad de género le suponga una y otra obra.
De hecho en la segunda parte de tu comentario mencionas a algunas de mis autoras favoritas, que, precisamente, dedicaron y dedican su obra a hablar de lo que supone ser mujer, a denunciar el machismo y a promover la igualdad. Te supongo conocedor de su obra, ya que las pones como ejemplo, así que me resulta contradictorio que primero afirmes que un escritor no tiene responsabilidad social y luego las ensalces como figuras en favor de la igualdad.
Ahora mismo no recuerdo ningún micromachismo concreto en alguna de las obras de estas autoras, pero es posible que haya alguno, porque, como digo en mi artículo, vivimos en un mundo tan machista y tan desigual, que es imposible no caer en ello de vez en cuando, lo que nos obliga a estar alerta para evitarlo.
No tengo que decirte, porque conocerás tanto su vida como su obra, igual que yo, que, lo cierto, es que se esforzaron mucho para que el machismo apareciera en sus libros como algo a erradicar, y eso es exactamente de lo que trata mi artículo, de dar claves para eliminar el machismo en nuestros propios textos.
Muchas gracias por tu aporte y un saludo.
Hola, mira tengo quince años y ando escribiendo un simple crossover (fanfic), y la verdad es que me gustaría un poquito de ayuda. (Por no decir «estoy desesperada por que sea bueno y tenga sentido»)
El punto es que el personaje masculino es un hechicero de magia negra, consumido por espíritus que estan dentro de él (para darte una explicación rápida: está poseído por ellos), siendo alguien bastante temido en todo el reino, Durza, que esta a las órdenes del Rey por un juramento.
Y mi personaje femenino es una aventurera (de noble cuna y linaje…¿qué $&€#@ dije?) a la que capturaron y dejaron al custodio del hechicero, claro que ella ahora mismo lleva tres intentos fallidos de escape, ama los libros y tiene la idea de el Príncipe Guapo aunque no espera precisamente que alguien la salve, Belle.
En lo que me gustaría que me ayudases es en que Durza no parezca machista, que no lo quiero, si no que simplemente hace lo que le ordenaron hacer, que sea frío, resentido y no quiera nada que ver con la chica.
Y cómo le hago para que ella no parezca la típica damicela en peligro (ya lo apuñaló una vez así que ayudame con otra cosa XD)
Y que ella supere su miedo hacia él.
Es un poco larga la cosa pero porfis ayuda ._.
Lo más importante es que tu personaje femenino no sea un personaje pasivo, que no espere a que la salven, y en cuanto a Durza, puede ser todo lo frío, resentido y distante que quieres, siempre que haya respeto por su parte. O que no la respete, pero que eso no sea mostrado como algo positivo.
Saludos y mucha suerte.
Muchas gracias, le voy a seguir intentando. Saludos desde México. <3
Interesante articulo
Aun nos queda mucho «micro-machismo» en la sociedad….
Lo último en el blog de Juan Pedro: Andropausia síntomas, causas y tratamiento
Gracias, Juan Pedro, por leer mi artículo. Efectivamente, aún queda mucho micro-machismo, que muchas veces da más alas al machismo que otras cosas más graves, porque pasa más desapercibido, y todos lo tenemos más asimilado como «normal».
Un abrazo y gracias por leerme y comentar.
Genial que hayas escrito de esto. Es primer texto que encuentro en donde se nos dá tips para no caer en lo mismo sin percatarnos.
Saludos y abrazos desde algún rincón del mundo hacia otro.
Muchas gracias. He intentado aportar mi granito de arena, porque no basta con denunciar la desigualdad, hay que dar pasos, aunque sean pequeños, para acabar con ella.
Un abrazo.
Qué tal, buenos días/tardes/noches.
Recién encontré tu blog y me encanta, las entradas son muy entretenidas y esclarecedoras en la mayoría de los casos, pero en ésta entrada en concreto, difiero y me permito dejar mi humilde opinión.
En mi calidad de mujer en pro de la igualdad de derechos y obligaciones de los seres humanos, a veces siento que al proclamarse alguien como feminista, se pierde el verdadero sentido del concepto y en lugar de ceñirse a una “liberación femenina” y una verdadera igualdad, por la paranoia que implica no ser el “sexo débil” o caer en el machismo, hay una fuerte tendencia a extrapolarlo, más que liberando a las mujeres, en ocasiones denigrando a los hombres o simplemente ver machismo donde no necesariamente lo hay.
Hoy por hoy, para algunas mujeres es muy cómodo decir: «no dejes que te limiten mujer, solo tú eres la dueña de tu destino». Pero también quieren: que las mantengan, que les cedan el lugar en el autobús, en un holocausto los niños y mujeres son prioridad, y que si la mujer sufre de acoso un vagón sólo para ellas en la hora de más tráfico en el metro-bus, y que si la mujer es más valiosa porque puede llevar una casa y trabajo ella sola… y otros etcéteras más.
Para nada digo que ese intente ser el sentido del texto que hoy presenta, pero hay que tener cuidado con frases como:
“…Reducir tu personaje masculino a un caballero al rescate tampoco hará ningún bien a tu texto.”
Que el hombre, por el simple hecho de ser hombre, no pueda ser el punto de inflexión del cambio de otro personaje —independientemente de que éste, sea mujer—, me parece hasta cierto punto, subestimar al género masculino porque no son mujeres.
Pueden dar a pensar que en lugar de buscar la igualdad –cosa ya cuestionable– pretende decir que la mujer no sólo es igual que un hombre si no que es mejor. Y eso, no es igualdad.
Mencioné la palabra paranoia, porque por la obsesión de no caer en el machismo a veces se fuerza uno a verlo donde no lo hay. Ya que muchos de los puntos dependen además del contexto de la historia. Como por ejemplo:
“La buena educación no tiene nada que ver con una actitud paternalista.”
No sólo es una cuestión de educación machista que subestima a la mujer, si no biológica, la mayoría de las mujeres somos menos resistentes y fuertes que la mayoría de los hombres, ¿Entonces la madre naturaleza fue machista?
No es que ellos deban cargar nuestras compras o los muebles porque consideran inferior a la mujer, pero vamos, que si ves que un chico o chica hace malabares del supermercado al estacionamiento con 10 bolsas de papel higiénico encima, lo más educado sería ayudar, seas chica o chico.
“…él es quien decide cómo y cuándo cambia la vida del personaje femenino.”
“Si centras las aspiraciones o las decisiones de tu personaje femenino en un hombre, ya no será la protagonista ni de su vida ni de su historia.”
“Portada con una mujer de espaldas.”
En las tres premisas, siento forzado el punto de que lo que la mujer haga gira en torno al hombre y eso es micro-machismo. Más que el actuar de la mujer, por ser mujer, en torno al hombre, por el hecho de ser hombre, pienso que hablamos de un personaje inseguro y pasivo —aunque dependiendo del contexto, no es necesariamente malo—. Seguimos en una etapa de transición y cambio de perspectiva respecto a la igualdad, si tenemos a un personaje con personalidad pasiva no importa que sea mujer u hombre, estoy casi segura de que la trama versará sobre la evolución del personaje hacia su objetivo, y que muy probablemente tendrá que hallar la manera de volverse activo y crecer o decrecer según sea al caso, y repito independientemente de si es mujer, hombre o quimera.
De acuerdo con el punto 5, aunque agregaría “masculino” u omitiría “femenino”; también de acuerdo con el 6 y con el 7.
No estoy a favor de que los hombres y las mujeres, somos iguales en el estricto sentido de la palabra. Somos similares en algunos aspectos, pero sumamente diferentes en otros, aunque eso sí, tenemos los mismos derechos, obligaciones y por tanto responsabilidades y consecuencias. Me parece un gran acierto decir que como escritores tenemos cierta responsabilidad social y que de verdad influimos en todo aquel que nos lea, así que tenemos que ser auténticos, fieles a lo que creemos y cuidadosos para que el mensaje sea fuerte y claro.
Felicidades por el blog.
Y mucha buena vibra.
Muchas gracias por tu aportación, es muy interesante. Saludos.
Hola Yolanda,
Hace tiempo que te leo y me encantan tus consejos y reflexiones. Y
poco a poco me voy aficionando a pensar sobre lo que me gusta y lo que no en los libros que voy leyendo: la historia, los personajes, la estructura, etc… cosas en las que antes no me fijaba y que ahora me hacen disfrutar el doble.
Al grano, desde que leí este artículo quizás sea algo más picajosa en cuanto a cómo «trata» el autor a las mujeres que aparecen en su novela. Me explico, a la hora de describir a una mujer si se enfatizan más los rasgos ligados al atractivo sexual , si su presencia está vinculada si o sí a escenas de sexo, y la descripción de estas escenas. Por ejemplo, he notado un abismo entre Falcó de Pérez Reverte y los Cuentos de Eva Luna de Isabel Allende, por citar los dos últimos que me he leído. Son dos estilos muy distintos, en los que hay sexo y violencia pero relatados de muy distinta manera.
No sé si es una cuestión de feminismo/machismo, pero sin dudarlo me siento más cómoda cuando los personajes femeninos aportan algo más que sexo a la historia y si este aparece está justificado, no cada dos por tres. Respecto a la manera de relatarlo ya quizás sea cuestión de gustos y del género de autores y lectores. Me encantaría conocer la opinión de los lectores del blog al respecto.
Un saludo a todos y perdón por el rollo que os he soltado.
Hola, Caridad. No he leído Falcó, pero he leído otros libros de Pérez Reverte y no se me ocurre alguien más opuesto a Isabel Allende en el tratamiento de los personajes femeninos. No he leído La Reina del Sur de Reverte, cuya protagonista es una mujer, así que no sé cómo habrá construido ese personaje, supongo que no será tan plano y utilitario como los personajes femeninos de sus libros con protagonistas masculinos.
De Isabel Allende, en cambio, lo he leído casi todo. Me parece que el único que no he leído es El zorro, que es un personaje que no me llama la atención. Ella en todas sus novelas explora la mente femenina, y por eso nos ha brindado una gran colección de personajes muy distintos e interesantes.
Como puedes ver, yo también disfruto más de los libros protagonizados por mujeres. De hecho, me he sorprendido a mí misma, porque me he dado cuenta de que en los últimos años cada vez me da más pereza leer libros con protagonistas masculinos. De algún modo siento que ya me han contado esas historias demasiadas veces.
Muchas gracias por tu comentario, un abrazo.