Mejora tu historia gracias a tus personajes femeninos
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, publiqué este tuit:
Tip antibloqueo: si tu historia no avanza, prueba a sustituir tu protagonista masculino por uno femenino #8deMarzo #FelizDíaDeLaMujer
— Yolanda GonzálezMesa (@tintaalsol) marzo 8, 2015
Vivimos en una sociedad machista, eso es un hecho. Por muchos progresos que las mujeres hayan logrado, todavía queda otro tanto por conseguir.
Y el machismo está en el subconsciente colectivo, incluido en el de creadores. Por esa razón, la mayoría de protagonistas de películas y libros son hombres, y los personajes femeninos quedan reducidos a estereotipos planos.
Como digo, ni siquiera es un acto voluntario, no es que los creadores y creadoras se sienten frente a la página en blanco y digan «Voy a hacer un protagonista masculino, porque las mujeres tienen que tener siempre un papel secundario». Sencillamente, tenemos tan interiorizado que los personajes femeninos sean accesorios, que requiere una decisión consciente por parte del autor o autora crear una protagonista fuerte, capaz de sostener y hacer la historia por sí misma.
El lado positivo de esta situación es que, precisamente ese cambio puede mejorar notablemente una historia, hacer tu narración única y enriquecida con los matices que un personaje femenino aporta en una narración en la que los demás hubieran puesto un hombre.
Y si no quieres hacer ese cambio, porque lo que quieres es contar la historia de un hombre, lo cual no es malo tampoco, no nos vayamos al extremo contrario, puedes centrarte en mejorar los personajes secundarios femeninos.
Los estereotipos femeninos que se repiten hasta la nausea son:
– La madre/reposo del guerrero: da igual que espere al héroe con su postre favorito o medio en pelotas en una cama, su función es la misma: dar un respiro al protagonista y de paso recordarles a él y al lector que es el más dulce hijo o el mejor de los amantes, y en general un tipo sensible, aunque lo esconda.
– Detonante/víctima: el malo ataca a «la chica» de algún modo y el héroe la rescata, la venga, o ambas cosas. En tu historia y en otras cinco millones que han contado antes.
– Loca/mala: es mala, el origen de su maldad es que está loca y además histérica, y el origen de su locura no es necesario explicarlo, porque total, está loca. Y es mala.
Repasa tu historia y comprueba si tus personajes femeninos corresponden a estos clichés. Si es así, cámbialos, aléjalos del tópico.
Y por último, asegúrate de que tu historia supera el test de Bechdel o The Rule.
El test de Bechdel apareció por primera vez en la tira The Rule del cómic Unas lesbianas de cuidado de Alison Bechdel, y sirve para medir el grado de machismo de cualquier obra de ficción. En ese cómic, uno de los personajes decía que jamás veía una película que no cumpliese tres requisitos:
1. En la película salen al menos dos personajes femeninos.
2. Dichos personajes hablan entre sí en algún momento.
3. Dicha conversación tiene que tratar de algo más que no sea un hombre, ya sea un novio, marido, hijo, jefe, etc.
¿Cumple tu historia con estos requisitos? Modificarla para que los cumpla, no sólo hará mejor tu narración, sino que contribuirá a eliminar la brecha de género.
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Muy buen post, estoy totalmente de acuerdo en que los estereotipos que mencionas mejor evitarlos… Aunque he de reconocer que como escritora los personajes femeninos me suelen costar más que los masculinos, ¡pero por eso precísamente me viene bien practicar!
Gracias por el post 🙂
A mí los masculinos me dan pereza. Se han escrito tantos que me resulta más interesante hablar de mujeres :D, así que tengo que tener especial cuidado en que mis personajes masculinos no se queden por descuido en tópicos andantes.
Y hablando de otra cosa, acabo de leer y añadir tu blog a mi lector de noticias. Ha despertado mi curiosidad tu historia, espero que sigas compartiendo tus experiencias en él.
Gracias por comentar, y un abrazo.
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