Relato: Estoy muerto
Con este amargor tan extraño que dejan algunas palabras releí su nota. «Estoy muerto», decía.
Pensé que se refería a que se aburría desde que se jubiló. O a que sentía su vida vacía desde que murió mamá. O incluso a que estaba agotado por recoger todos los días a los niños del colegio, darles la merienda, y cuidarlos hasta que yo regreso del trabajo.
Si es que hay días que, cuando llego, los tiene bañados, cenados y acostados…
Cuando me armé de valor y le pregunté directamente, me sonrió como si aún fuera su niña pequeña, sacudió la cabeza y en voz baja respondió:
— Mientras me necesites, no me iré a ninguna parte.
Sólo espero que el olor se pueda disimular.
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Espero que estés inspirada y continúes el relato, está intrigante, me gusta, continua.
Un saludo.
Gracias, me alegro de que te haya gustado. No se me había ocurrido continuarlo, pero la verdad es que también sirve como inicio de una historia más larga. Tomo nota.
Muchas gracias por tus palabras y un saludo.
Es un relato encantador, Yolanda.
Un final radical, y muy bueno.
Saludos.
Muchas gracias por tus palabras, me motiváis un montón a seguir.
Un abrazo
No se puede hacer más que imaginarse el olor… Excelente microcuento.
Me alegro de haber sido capaz de transmitir las sensaciones.
Muchas gracias por tu comentario y un saludo.
Si es que con lo clarito que te lo ha dicho… las mujeres siempre buscando las vueltas.
Me pareció muy bueno. Como Micro me llega, pero es cierto que podría ser sólo un comienzo también.
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Las mujeres somos así, como dice Mark Gungor en este vídeo http://www.youtube.com/watch?v=0BxckAMaTDc los cerebros de los hombres están compartimentados y los de las mujeres llenos de cables que conectan todas las zonas y por los que nunca deja de pasar información 😀 Vamos, que nos encanta comernos la cabeza.
Por eso ahora estoy dándole vueltas a cómo continuar la historia 😉
Un saludo y muchas gracias por tu comentario.
Muy bonito. Quizá mucho más impactante sin la última frase…
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Yolanda, admiro tu creatividad. Tus microrelatos son terroríficamente buenos. ¡Te felicito! Saludos desde Córdoba, Argentina.
Muchísimas gracias. Un abrazo.