Opinión: Los Radley de Matt Haig

Los Radley son una típica familia de zona residencial.
Mamá es un ama de casa, obsesa del control, que quiere que todo en su vida sea perfecto.
Papá es un médico de familia que lleva la vida que Mamá quiere, e intenta convencerse de que es feliz mientras fantasea con la vecina de al lado.
El hijo es un adolescente inadaptado, con un problema de dermatitis y fotosensibilidad, que escribe versos torturados y oscuros y lee a Byron mientras procura evitar a los matones del instituto.
La hija es una adolescente ecologista y vegetariana convencida, pálida y delgada, a la que su dieta vegana no sienta nada bien.
Los Radley, en fin, no podrían ser más convencionales, excepto por el detalle de que son vampiros.
Mamá está tan obsesionada con la perfección para que ningún vecino descubra lo que son.
Papá fantasea con hincarle el diente a la vecina, literalmente.
La confusión en la que viven los hijos tiene menos que ver con su edad que con el hecho de no saber que son vampiros.
Pero la naturaleza de cada uno es imparable y un día hay un asesinato que viene a complicarlo todo.
Los Radley comienza siendo una historia vampírica centrada en la vida diaria de los vampiros y sus pequeños problemas cotidianos, pero va perdiendo fuerza y sentido del humor a mitad del libro, para terminar yendo por los caminos más previsibles.
Es una lástima, porque, aunque el libro es entretenido, te deja con la sensación de que el autor podría haber sacado mucho más partido a la idea y a los personajes.
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