Opinión: El papel pintado amarillo de Charlotte Perkins Gilman

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, y por eso os voy a recomendar un libro que trata la depresión y, más concretamente, la depresión postparto.

El nacimiento de un hijo es el momento de mayor felicidad de una mujer. No hay amor más grande que el que siente una madre por su hijo. De hecho, no importa lo doloroso, humillante  y terrible que haya sido el parto, los sentimientos que te embargan hacen que se te olvide todo al instante. Después comienza una etapa en la que todos tus pensamientos giran en torno al bebé, que se convierte en el centro y razón de tu existencia, y ves tu vida desde una nueva perspectiva.

¿Os resultan familiares frases como ésta? ¿Recordáis la primera vez que las oísteis? ¿Y la primera vez que pensastéis que algún día os pasaría a vosotras?

Bien, pues  como madre que soy de dos niños, os tengo que decir que estas frases son completamente ciertas y una enorme mentira.

Es verdad que los sentimientos que te provocan tus hijos no te los provoca nadie más. Yo siempre describo el amor por mis hijos como un enamoramiento que no se acaba nunca. Igual que cuando te enamoras de un hombre o una mujer, tus hijos son todo virtudes y, sus defectos, aunque los ves, te resultan perfectamente soportables. Puedes pasarte las horas muertas, contemplando la graciosa curva de su nariz o acariciando su suave pelo. Con una sola sonrisa te llenan de felicidad, aunque ni siquiera necesitas eso, te basta que estén ahí para ser feliz.

Les echas de menos cada momento que pasas lejos de ellos, y cuando se acerca la hora de ir a buscarlos al colegio o que vuelvan del instituto, el corazón te empieza a latir más deprisa, y una sonrisa aparece en tus labios, por muy malo que sea el día que estás teniendo. Y encima, no importa cuántos hijos tengas y lo diferente que sean entre sí, sentirás lo mismo con todos.

Pero también he dicho que es una gran mentira, porque conlleva un proceso muy duro, seguramente el más duro al que te vas a enfrentar nunca.

Por mucho que durante el embarazo te lo expliquen, por mucho que te diga yo ahora, no podrás hacerte una idea de cómo es la maternidad realmente hasta que no la vivas. El nivel de exigencia física que supone en un momento en el que has pasado por un esfuerzo terrible, el miedo que se instala en tu corazón ante la posibilidad de que a tu hijo le pase algo malo, que sufra, que lo separen de ti, que hagas algo que le hiera,  la sensación que tienes de que tú has dejado de ser tú y que ahora sólo te defines como madre ante los demás y ante ti misma y los millones de cambios grandes y pequeños que ocurrirán en tu vida, son cosas de las que podría hablarte durante horas y no serviría de nada, porque seguramente tu experiencia será radicalmente distinta.

Incluso entre embarazos es distinta.

Y esa diferencia entre la Maternidad con mayúsculas y el día a día de esa maternidad, que es mucho más duro, sucio, caótico y exigente, sumado a los desarreglos hormonales, las circunstancias de tu propia vida y tu mayor o menor predisposición pueden llevarte a una depresión postparto.

En los últimos años se ha empezado a hablar más abiertamente de la depresión postparto, pero sigue siendo un gran tabú. Para empezar, tienes que conciliar el hecho de que estás en el momento de mayor felicidad de tu vida, con algunos de los sentimientos y pensamientos más oscuros que sentirás jamás. Además te sentirás culpable, débil, mala madre, estúpida por no poder controlarte, y profundamente egoísta. Y esto es solo una descripción breve de esa situación.

A pesar de eso, tienes a tu alcance personas y tratamientos que te ayudarán a superarlo sólo con que lo pidas. Incluso puede que lo recibas sin tener que pedirlo, porque alguien cerca de ti se dé cuenta de lo que te pasa.

Hace unos años, ni siquiera muchos, las mujeres que pasaban por una depresión postparto, no siempre recibían ayuda, o al menos, comprensión por parte de su entorno, y superaban la depresión, o no, como podían.

Y de eso trata El papel pintado amarillo de  Charlotte Perkins Gilman (o El tapiz amarillo, o El empapelado amarillo, ha tenido distintos títulos en diferentes ediciones). Esta novela corta describe el proceso mental por el que pasa una mujer con depresión postparto  a principios del siglo veinte, a la que su marido, médico, prescribe reposo absoluto y aislamiento, y las consecuencias que esto tiene en su salud mental.

La autora se basó en su propia experiencia, ya que cuando sufrió depresión tras el nacimiento de su hija, su médico le prohibió incluso escribir, por lo que su narración es muy realista, y transmite completamente la angustia e indefensión de la protagonista, de la que no sabemos ni siquiera su nombre.
Por esa razón, es un libro que no sólo resultará interesante para todos tanto los que hemos sufrido depresión, postparto o no, como los que quieran comprender mejor la angustia que provoca esta enfermedad.

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