Cuentos tuiteros para celebrar el Día del Libro
El pasado miércoles José Pascua propuso en Twitter crear un cuento tuitero para celebrar el Día del Libro, todo el que quisiera podía entrar y aportar unas líneas para crear el cuento.
Yo he tomado algunas de esas líneas y he jugado a crear pequeños cuentos, porque todos sabemos que tanto escribir como leer tienen mucho de juego.
Por tanto los autores de estos cuentos son: @josepascua, @maricruzpacheco, @AntonioDomingo, pherko, @tintaalsol, @cosechadel66, @acanelma, @AnnaCampoy, @DjaneSeiren, @mercur_io, @JoseAngelFornas, @toulux, @skiken, @soybelisa, Belén Sánchez y @erronkari.
Y estos son los Cuentos Tuiteros:
Sus miradas se cruzaron, habia una conexión extraña, como si ella le quisiera decir algo, que no entendía.
Desde el balcón, una niña le perseguía con la mirada, y pudo observar la caida inesperada de la anciana junto a él.
Cuerpo de cristal en la acera, en sus ojos un grito de auxilio. Mientras le socorría, su mano encontró rebelde la cartera.
Sabía que no debía quedarse allí y sin embargo al ver a la mujer salir corriendo del portal y acercarse, supo detectarlo: era el inevitable vértigo que le atenazaba en esos contados momentos en los que uno sabe que acaba de cruzar el Rubicón.
El colorido lo deslumbró, pero no fue suficiente para detener su andar.
Estaba decidido, era hoy.
No había perdido habilidades. La ancianita que pasó junto a él creyó que abría el coche con una llave y no con una ganzúa.
Desde el balcón, una niña le perseguía con la mirada, y pudo observar la caida inesperada de la anciana junto a él. ¡Pobre niña! Se dio un tremendo susto y se puso a llorar… entró en la casa para avisar a su madre y supo detectarlo: era el inevitable vértigo que le atenazaba en esos contados momentos en los que uno sabe que acaba de cruzar el Rubicón. Nunca había tenido una sensación de vértigo similar y sus pupilas le delataban. Al saberlo, el corazón le palpitaba fuertemente, creyó verlo salir por su boca, pero era solo un suspiro, lleno de dolor y miedo.
Regresó al balcón mientras su madre devoraba escalones hacia la calle. La anciana seguía en el suelo y no parecía haber forma de incorporarla. Se asustó.
Tras comprobar que no había perdido habilidades, la ancianita que pasó junto a él creyó que abría el coche con una llave y no con una ganzúa. Salió con las ojeras de siempre, pero adornado con una sonrisa.
Los tenderetes ya estaban puestos
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Hola:
No sé si has estado nunca en Barcelona un 23 de Abril pero es un fiesta que nadie se puede perder.
Saludos
Mercedes
No he coincidido nunca, pero espero tener ocasión, porque debe ser genial.
Un saludo y gracias por el comentario.