5 cosas en las que la industria editorial confía
En estos momentos las editoriales están en el punto más delicado de su historia.
Igual que le ocurriera a la industria discográfica hace 20 años, se está generalizando el uso de dispositivos electrónicos de lectura. E igual que le ocurre a la industria discográfica hoy en día, las editoriales se pueden encontrar dentro de poco con que se consuma su producto más que nunca y se pague por él menos que nunca.
Y a juzgar por lo que están haciendo y, sobre todo, por lo que no están haciendo, parece que las editoriales confían:
1. Confían en que sea una moda pasajera.
Los dispositivos suponen un desembolso económico importante y no tienen el encanto de los libros….
Y el primer iPod iba a ser un fracaso porque era demasiado caro, y el sonido en mp3 no tiene la calidad del vinilo o tan siquiera del CD, y una película se ve mejor en una buena sala de cine que en casa y…
2. Confían en que políticos y autoridades cumplan con su obligación y acaben con el robo que supone la piratería.
Igual que han acabado con la piratería de música y películas.
3. Confían en que la mayoría de lectores no son muy aficionados o diestros ante las tecnologías.
Sí, comprar un libro electrónico en España es complicado: primero hay que tener suerte y que la editorial haya decidido poner a la venta el libro que queremos en formato electrónico, luego hay que localizar una librería online que lo venda, luego averiguar si el formato a la venta es compatible con nuestro lector, y si todo está a nuestro favor y efectivamente compramos y descargamos el libro, si queremos prestárselo a alguien, en el más que probable caso de que tenga DRM, tendremos que dejarle también el e-reader.
Claro que hay un procedimiento más rápido: hacemos una búsqueda en Goolge, descargamos el libro, le indicamos a un programa como Calibre qué marca y modelo de e-reader tenemos y él se encarga de todo con un simple clic. Si queremos prestarlo, no tenemos más que enviar un pequeño archivo vía email. Y sin pagar un euro, por supuesto.
4. Confían en que el lector está dispuesto a pagar por un libro, para que el autor, el librero y el editor reciban su justa retribución por su trabajo.
Igual que hace el melómano con la música y el cinéfilo con el cine. Lo mismito.
5. Confían en que el lector prefiere el romanticismo del tacto del papel y la belleza de una buena edición a la frialdad de un dispositivo electrónico.
El hecho de que se vendan más libros en bolsillo indica que al lector en general le preocupa más el contenido que el continente, y sólo en determinadas ocasiones está dispuesto a pagar más por la misma historia.
En fin, que las editoriales pueden confiar en todo esto si quieren, pero que no olviden el refrán: Confianza sin tasa, empobrece tu casa.
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Amiga, como siempre, tus posts rebosan lucidez y ese punto de ironía que le permiten al lector sentirse un «pelín» inteligente. Tus observaciones sobre lo que vamos viendo venir en la industria editorial son acertadas,
Como docente, desde hace un tiempo vengo observando que el mismo libro de texto cada vez tiene menos protagonismo en clase: mis alumnos/as buscan la información en la red, se intercambian documentos, cuelgan sus trabajos en las redes sociales, y un día usamos un texto de aquí, y otro día nos bajamos otro texto de allá. Es decir, caminamos hacia realidades que se están moviendo continuamente, a escenarios de intercambio de información tremendamente dispares.
Esto es así, y me duele, tengo un amor casi fetichista por los libros, pero la marea de cambio parece imparable. Un abrazo desde la isla de Tenerife, donde se le quiere un montón.
Marcelo
La entrada de las nuevas tecnologías en las aulas me parece fundamental para que los alumnos aprendan a deducir las respuestas, a buscarlas por si mismos y a ver que hay distintos modos de llegar a una misma conclusión.
Creo que el papel tendrá su terreno, pero en el ámbito de la docencia hay que abrirse a nuevas formas de enseñar y aprender, pero grandes cambios como este requieren su tiempo.
Un saludo y muchas gracias por tus palabras.
Jajajajajjaa, qué mazazo para las creencias arcanas de las editoriales. Reconozco que aún me gustan más los libros de papel porque son un descanso de tanta pantalla y, una vez leídos, son como trofeos de conquista en las estanterías de mi librería. Pero ocupan mucho sitio. Tú ya sabes lo que es. 😉
En mi caso también convivirán el papel y el libro electrónico siempre, pero a veces encuentro en mis estanterías libros que ni siquiera me gustaron, aunque soy incapaz de deshacerme de ellos por puro fetichismo. En cambio si se trata de un libro electrónico duele mucho menos borrarlo sin contemplaciones.
Un saludo y gracias por tu comentario.