Yo, de mayor, quería ser Rosa Montero
Yo, de mayor, quería ser Rosa Montero.
Quería escribir unas novelas estupendas, y hacer unas entrevistas aún más estupendas en el estupendo dominical que en los 80 tenía El País.
Vivía cerca de la Universidad Complutense, y cada vez que pasaba por delante de la facultad de periodismo les decía a mis padres: ahí voy a estudiar yo.
Pero tres días antes de matricularme en Periodismo, decidí cambiarlo por Comunicación Audiovisual, otra rama de Ciencias de la Información. De mayor quería ser Icíar Bollaín y hacer películas con historias comprometidas.
Antes de terminar la carrera, me picó el gusanillo de internet. De mayor quería ser Yugop y diseñar páginas web, y eso hice durante años y lo disfruté.
Después el reloj biológico sonó y quise ser mi madre.
No quise que otras personas criaran a mis hijos mientras yo trabajaba 12 horas diarias. Quería estar allí para ellos y disfrutar de la maternidad, pero claro, tenía un precio. Por ejemplo, que me llamen machista.
El diccionario define el machismo como la prepotencia de los varones respecto a las mujeres. Los hombres tradicionalmente dan prioridad al trabajo aún a costa de la familia. Y a pesar de eso, se supone que ser feminista, consiste en hacer lo mismo, probar que eres capaz de vivir y tener éxito siguiendo las reglas de los hombres.
Yo llamo a eso machismo, pero claro, qué se yo. Si un hombre elige dejar de trabajar es porque se está buscando a sí mismo o quiere dar un giro a su vida. Si lo hace una mujer, automáticamente se convierte en una maruja que no sabe nada que no le explique antes Jorge Javier Vázquez, independientemente de lo que supiera, fuera o hiciera antes.
Pero, en fin, tampoco intento concienciar a nadie. Que cada palo aguante su vela.
Os estaba contando lo que quería ser de mayor: en los últimos 3 años estoy intentando ser otra cosa, en los últimos años estoy intentando ser Yolanda González Mesa.
Lo que quiera que eso signifique.
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Seguro que, en todas las ocasiones anteriores que quisiste ser otra persona, el deseo interior era ser la misma Yolanda. Y aquí estás: hecha a ti misma y bien orgullosa de haberte erigido en lo que eres. Deseo cumplido. 🙂
Lo último en el blog de Iván: Llamando a puertas – Haiku número 1070
Yo creo que el problema es que cada vez que me defino a mí misma, voy y yo solita me contradigo 😀
Muchas gracias por tus palabras, un abrazo.
Hallo Yolanda. Pues te confirmo que la decisión que has tomado durante los tres últimos años es una de las mejores de tu vida. De todos modos no creo que quisieras ser Rosa Montero, o Bollaín o Yugop, sino más bien lo que ellas hacían y todavía más aún, lo que ellas representaban… Así que felicidades… por cierto, estoy casi seguro de que fuiste vecina mía en Montpellier, place de la Canourge, y que un día te preparé dos huevos fritos… me jugaría el pescuezo…
Saludos! Ah, he visto que tu novela ha progresado. Eso es bueno!
No he vivido nunca en Francia, así que no, no era tu vecina, así que me debes un par de huevos fritos 😉
No sé si esa persona será la misma que otra que trabaja o trabajaba en RACE y que al parecer es mi doble (o yo la suya), porque me han confundido varias veces con ella 😉
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.
Ok… han pasado ya bastantes años, pero recuerdo que era estudiante de comunicación audiovisual, muy extrovertida, y que nos llevábamos bastante bien. Y de veras que se te parecía… un huevo… Lo de los huevos hecho… hoy mismo los he comido yo con espinacas y patatas… Saludos y se aprovechan mucho tus consejos… danke!