Respeta al lector como hacen las nuevas series españolas

Para aprender a escribir no hay nada como leer mucho y variado. Ni siquiera tiene que ser bueno todo lo que lees, los malos libros también enseñan cómo no hacer las cosas.

Pero no sólo de los libros se puede aprender a escribir, de cualquier forma de narración podemos sacar enseñanzas útiles. Por eso a mí me gusta practicar la lectura activa o consciente de la que os hablé en este artículo cuando leo, pero también cuando veo películas, series, obras de teatro, incluso los cuenta-cuentos a los que llevaba a mis hijos.

Me gusta fijarme en cómo me están contando la historia en esas películas y series, en cómo están escritos los diálogos que me resultan realistas y los que me suenan a cartón-piedra, en cómo se presentan los datos al espectador para dosificar la información que recibe…

Y últimamente me ha dado por fijarme en algo que están haciendo las (buenas) nuevas series españolas y que no hacían sus predecesoras, que es respetar al espectador.

Médico de familiaDesde los años noventa, las series tenían un objetivo claro:  debían reunir a toda la familia frente al espectador.

En ese momento la televisión era la principal fuente de ocio de la gente, porque casi nadie tenía internet u ordenador en casa, y los tablets y smartphones no se habían inventado. Además, apenas había media docena de canales, así que tener una buena audiencia podía significar que muchos millones de españoles, (hasta nueve, ahora se considera record la mitad), estuvieran viendo ese programa, y por tanto, los anuncios que lo acompañaban. Esto hacía que los responsables de las cadenas exigieran un cierto tipo de producto audiovisual a los creadores, que se veían obligados a:

  • Tratar temas aptos para todos los públicos.
  • Si se incluía algún tema más controvertido o comprometido, debía hacerse de manera sutil, sin herir sensibilidades y, preferentemente, desde el sentido del humor para aligerarlo.
  • Debía haber personajes de todas las edades, desde niños a abuelos, para que todos los miembros de la familia tuvieran con quién identificarse. Si alguno de estos personajes no pintaba nada en la trama, se cambiaba dicha trama para justificar su presencia.
  • Estos personajes debían ser reconocibles, del día a día, pero «mejores». La farmacéutica era la mejor farmacéutica posible, y siempre aconsejaba lo mejor a sus clientes. El policía tenía un corazón de oro, aunque fuera un cascarrabias o estuviera quemado por su trabajo. Todo el mundo era normal, pero extraordinario para que resultara interesante. Cuanto más cercano al espectador, más se identificaba con el personaje.
  • Todo el mundo debía conocer las referencias que se hicieran. Había que evitar cualquier mención demasiado culta o desconocida para el público con menos estudios.
  • Los capítulos debían ser de una hora de duración, que con lo tardío del inicio del prime time en España, y las pausas publicitarias hacía que la emisión no terminase hasta después de la media noche, lo que suponía retener la audiencia en la misma cadena durante toda la noche.

Y así continuaron siendo las series durante muchísimos años, con pequeñas variaciones hasta que llegó algo que hizo que la fórmula dejara de funcionar: internet.

Con el acceso generalizado a internet la forma de consumo audiovisual cambió y sigue cambiando. La gente, sobre todo los menores de 40 años, hemos dejado de tener en la televisión nuestra principal fuente de ocio casero. Ahora vemos series y películas en ordenadores, tablets y teléfonos, de manera individual. Además la piratería ha contribuido a que ese consumo tenga unas características muy precisas:

  • El espectador elige el horario y no el programador de la televisión de turno.
  • No hay pausas publicitarias.
  • Tiene acceso a todas las series y películas del mundo, y no sólo a las que las distribuidoras y cadenas deciden comprar.

crematorioEsto ha hecho que las grandes cadenas y productoras ya no tengan tan claro qué funciona y qué no en España, lo que los creadores han aprovechado para innovar.

Ahora las series no temen arriesgarse con temáticas de ciencia ficción como El ministerio del tiempo, thrillers como Desaparecida o Sin identidad, o construyen dramas sólidos como Crematorio, o series históricas como Isabel. Son series que pueden gustar más o menos, tener más o menos errores, pero que intentan salir de caminos trillados.

No buscan gustar a toda la familia, sino a un segmento de la audiencia muy específico, así que los protagonistas son los que la narración requiere. Además cuidan la creación de personajes y no temen que el peso de la historia caiga en una mujer.

desaparecidaLas historias son más complejas y elaboradas, requieren que el espectador ponga de su parte para seguir, comprender y apreciar todos los matices.

Y además de inteligente consideran a su espectador medio con un cierto nivel cultural, por lo que no temen hacer referencias cultas.

A esto hay que añadir que, en la mayor parte de los casos, complementan la emisión ofertando el visionado en streaming desde sus webs.

Lo que no han solucionado es el problema de la duración de los capítulos y el inicio de las emisiones, pero, seguramente, esto también cambie en el futuro.

Todas estas características puedes aplicarlas en tus historias para mejorarlas:

ministerio del tiempo

    • No subestimes al lector, no es más tonto que tú ni menos culto, si así fuera estaría viendo Sálvame y no leyendo. Aunque tienes que cerrar bien tu historia, no tienes que dárselo todo mascadito, ni eliminar todas la referencias culturales. Siempre puedes aclararlas con las notas al pie.
    • No temas escribir novelas de género, incluso si estos no son tradicionales de la literatura española. Los lectores ahora tienen acceso a muchos libros de muchos géneros distintos y los códigos de los mismos, ya no les son ajenos, así que no temas escribir fantasía, ciencia ficción o thriller si eso es lo que nace de ti.

sin identidad

  • No hagas a tu protagonista masculino por defecto. Los tiempos en los que los personajes femeninos sólo eran damiselas en apuros a las que salvar han pasado. Debes retratar a las mujeres como lo que somos: seres pensantes, decididos y capaces. Además, elegir una protagonista femenina puede llevar a tu historia a lugares insospechados. Por la misma razón, no metas una historia de amor con calzador si no viene a cuento en tu narración.
  • No consideres tu libro sólo en su versión en papel. Todavía hay gente que abomina de los libros digitales como «impuros». No son mutuamente excluyentes, así que saca el máximo provecho de las posibilidades que internet te proporciona para contar tus historias.

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