Escritores enseñan a escribir 1: Almudena Grandes y las emociones
Este artículo iba a ser una reseña de Los besos en el pan de Almudena Grandes, pero, en vez de eso, ha terminado siendo el primer artículo de una serie, Escritores que enseñan a escribir. Es lo que tienen los buenos escritores, que no solo te hacen disfrutar de su obra, sino que te inspiran.
Siempre se dice que a escribir se aprende escribiendo y leyendo, y en estos artículos voy a concretar más esto último, contándote qué es exactamente lo que me han enseñado algunos de mis escritores favoritos.
Y como quien me ha inspirado esta serie es Almudena Grandes, empezaremos por ella.
1. El costumbrismo y la novela histórica.
Leyendo sus libros (y sus artículos), los escritores podemos aprender muchas cosas.
Nos enseña cómo utilizar el costumbrismo para escribir cosas muy grandes a partir de historias más pequeñas. Es lo que hace en sus Episodios de una Guerra Interminable. Para contarnos toda una guerra y 40 años de posguerra no habla de la Historia, con mayúsculas, ni de grandes personajes, sino de las personas corrientes y sus experiencias. Y para hablarnos de la crisis económica mundial, en su última novela, Los besos en el pan, nos muestra cómo afecta a los vecinos de un céntrico barrio de Madrid.
Con esto la Historia se hace más accesible al público en general, y aunque hay quien opina que eso es rebajarla, creo que lo que se logra es despertar el interés del lector por los hechos del pasado, que buena falta nos hace.
2. La dosificación de la documentación previa.
Al escribir cualquier historia, pero, especialmente, en el género de novela histórica, el escritor debe documentarse ampliamente antes de escribir. Por eso es muy tentador volcar todo ese esfuerzo en el texto, llenándolo de información, pero lo que podemos lograr con esto es detener la acción y hacer perder el interés al lector.
Esta es otra cosa importante que podemos aprender de Almudena Grandes, cómo dosificar la documentación previa, para dar al lector los datos necesarios para construir la historia y hacerle sentir dentro de ella, sin saturarle de información.
3. Transmitir las emociones de los personajes.
Todo esto lo hace Almudena Grandes con gran maestría, y leyendo sus libros podemos intentar averiguar qué mecanismos usa para ello, pero yo me voy a centrar en otro rasgo de sus textos, quizás menos evidente, pero que es lo que me inspiró esta serie de Escritores que enseñan a escribir, y es su capacidad para transmitirnos las emociones de los personajes.
Las historias están hechas de una mezcla de acción y emoción. A los personajes les pasan cosas, hacen otras, a su vez, y todo ello les produce emociones. Estas emociones son las que enganchan al lector, las que le inducen a seguir leyendo para ver qué más ocurre en la historia. Pero para esto no sirve decir simplemente: María estaba triste.
Además de describir los sentimientos, hay que mostrarlos, y es algo muy difícil de equilibrar. Si te pasas en las descripciones, puedes conseguir que tus lectores sepan con exactitud lo que pasa por la mente de tus personajes, pero detendrás el ritmo narrativo. Si sólo recurres a las acciones de los personajes, puede que tus lectores no tengan la misma visión de los sentimientos de los personajes que tienes tú. Tienes que dosificar esa información, mezclarla muy bien con la acción y mantener tanto el ritmo narrativo como la belleza del lenguaje para que el lector no sienta que le estás “contando” algo, sino que lo está viviendo con el personaje.
Eso es lo que consigue Almudena Grandes en sus novelas, que realmente te sientas en la cabeza y el corazón de cada personaje, que sepas qué siente y por qué, sin que por ello se detenga la narración en ningún momento.
Y esto no solo lo hace con los protagonistas de sus libros, sino también con los secundarios, los grandes olvidados en las narraciones de los escritores noveles. Los personajes secundarios son tan necesarios para una buena novela como los protagonistas. Tienen que estar bien construidos, ser diferentes entre sí, y tener una función clara, ya que dan un contexto al protagonista, y además, profundidad a la historia. Por esa razón, también sus emociones son importantes y tienen que estar reflejadas en la narración.
Como digo, el equilibro entre mostrar y contar, tan complicado siempre, es aún más difícil de lograr cuando se trata de algo tan sutil como las emociones de los personajes, así que es importante que nos fijemos en cómo lo hacen otros escritores en sus obras.
En resumen, leer las historia de Almudena Grandes no es solo un placer, sino una buena fuente de conocimientos sobre escritura para cualquier autor.
Muy pronto, te hablaré de otros Escritores que enseñan a escribir, pero antes me gustaría saber también qué escritores te enseñan a ti a escribir, para que todos podamos aprender de ellos, así que te agradeceré que me lo cuentes en los comentarios.
He de decir que mi libro preferido es el Quijote. El lenguaje con que está escrito, que te hace reír, y el ingenio que demuestra el autor al hacer alusiones a refranes y todo tipo de situaciones, demuestra que Cervantes era una persona con mucho «mundo», asistió a guerras, recorrió muchas aventuras en su vida y eso se refleja en sus escritos. Me encantan Dostoyevsky y Tolstoi, por su contenido, son novelas cargadas de fuerzas y sentimiento; de ellas saco muchas frases que te hacen pensar. Y las novelas de Tolstoi, me gustan como están construidas, creo que Ken Follet, otro autor que me gusta, ha copiado de él. Son novelas con varios frentes abiertos, hay siempre más de un personaje principal.