¿Tus resoluciones de año nuevo incluyen empezar a escribir? Aquí tienes las 10 herramientas básicas del escritor
El comienzo de año es la época de las resoluciones por excelencia, aunque sólo sea porque internet se llena de artículos sobre ellas.
Este texto no va a hablar de resoluciones, entre otras cosas, porque sigo contando los años por cursos escolares. De hecho, suele pasar que en noviembre me refiera a sucesos ocurridos en mayo como “El año pasado…”. Pero si tú has decidido comenzar el año escribiendo, aquí vas a encontrar una pequeña guía de lo que necesitas para dar tus primeros pasos:
1. Una idea.
Parece una obviedad, pero necesitas una idea para escribir una novela, un cuento, un guión, etc. Y además esa idea tiene que ser suficientemente buena para sostenerse a lo largo de muchas páginas. Pero, ¿sabes qué?, buenas noticias, ya la tienes. Si has sentido el impulso de empezar a escribir es porque ya tienes una idea en tu cabeza que exige que la lleves al papel. Es posible que ahora mismo sólo sea una vaga idea de una trama, de un personaje. Y es probable que dudes de que sea una buena idea, pero si ha conseguido despertarte las ganas de escribir, es lo suficientemente buena para que merezca la pena el esfuerzo de desarrollarla.
2. Una libreta analógica o digital para el resto de ideas.
Una vez que esa idea inicial ha anidado en tu cabeza, empezará a ampliarse y reproducirse. Esperar a tener comenzado tu texto para anotarlas es un error, porque se te pueden olvidar, y aún no puedes saber cuáles te van a servir y cuáles no, así que anótalas todas, ya sea en una libreta en papel, o en una aplicación en tu ordenador. Para este tipo de tareas, yo uso Evernote, que es gratuita, te permite agrupar y clasificar las notas, y acceder a ellas desde al menos dos dispositivos (ordenador y móvil, por ejemplo).
Lo más importante es que te asegures desde el principio de tener todas las notas juntas, y no acumules un montón de papelitos que se pierden, o en los que no puedes localizar nada útil.
3. Muchas libretas y lápices.
Desperdígalos por toda la casa, la oficina, el coche, tus bolsos, mochilas…, es decir, asegúrate de tener siempre a mano algo con qué escribir si surge la inspiración. Para eso también puedes usar Evernote o cualquier otra aplicación de tu móvil que te permita escribir en cualquier sitio todo lo que se te ocurra.
4. Un espacio de escritura.
Si estás pensando en un bonito despacho con una gran mesa de caoba y un sillón de cuero, olvídate. No te hace falta nada de eso, se han escrito grandes obras en mesas de cocina, sobre sencillos tableros, en rincones de cafeterías, camas, mesitas de café… Cualquier sitio en el que te puedas sentar cómodamente sirve para escribir, su importancia radica en que te permitirá obtener el punto número cinco.
5. Un tiempo para escribir.
A no ser que quieras volver dentro de poco a este blog buscando cómo conseguir tiempo para escribir, es fundamental que inicies el hábito de escribir desde el principio. Coge tu agenda y elige un momento al día para escribir. Pueden ser quince minutos o cinco horas, por la mañana, por la tarde o por la noche, lo importante es que cojas el hábito de escribir todos los días (o casi todos) desde el primer momento, porque eso hará que concluyas tu texto a su debido tiempo.
Los escritores no nos dejamos llevar únicamente por la inspiración, nos sentamos a escribir todos los días. Unas veces las cosas van bien y llenamos varias páginas del tirón, y otras no somos capaces de juntar dos letras, pero estamos concentrados en nuestro texto, intentando averiguar por dónde seguir. Estamos ahí, contemplando la hoja y la pantalla en blanco, haciendo esquemas, escribiendo palabras que luego borramos, porque eso también es parte del trabajo.
6. Un objetivo de palabras al día o a la semana.
Parece prematuro pensar en objetivos cuando aún no te has sentado a escribir, pero esto también te servirá para crear el hábito de escribir, que es esencial si te planteas escribir una novela, varios cuentos, o si, simplemente, quieres que escribir forme parte de tu vida de ahora en adelante, y no sea una resolución de año nuevo fallida.
Estos objetivos deben ser realistas, o lo que es lo mismo, deben basarse en lo que puedes escribir y no en lo que quieres escribir, porque sino sólo servirán para frustrarte y hacerte sentir culpable. Por esa razón, te recomiendo que empieces con cifras bajas (100 palabras al día o incluso menos), y que vayas subiendo poco a poco ese número, en tramos pequeños, de 20 o 50 palabras cada semana, por ejemplo. Tienes tiempo de sobra para ir aumentando tu objetivo de palabras al día, así que ve despacio.
También es importante que apuntes las palabras que escribas en tu agenda o en un papel al lado de tu escritorio. Ver que cumples cada día tu objetivo te servirá de motivación, igual que ver aumentar el número total de palabras de tu texto. Incluso puedes pensar en pequeños premios cada vez que alcances cifras redondas, o una cantidad concreta de días seguidos escribiendo. Del mismo modo, ver que hay días en los que no has logrado tu objetivo te servirá de acicate para ser más constante.
7. Un buen software de escritura.
Es probable que ya conozcas procesadores de texto como Word y similares, pero no son la mejor herramienta para un escritor, ya que en ellos es difícil manejar textos grandes, mover fragmentos de texto, y además no permite guardar las notas el material de consulta junto al texto.
Hay otros programas de ordenador mucho más eficaces, porque están pensados para facilitar el trabajo de escritor. Entre ellos, mi favorito es Scrivener, porque es el más completo, y tiene una versión gratuita de un mes para empezar a conocerlo.
También puedes optar por un programa cuya simplicidad te permita trabajar sin distracciones. En mi blog encontrarás muchos artículos dedicados a ellos.
8. Si lo tuyo es escribir a mano, regálate una buena estilográfica o tu bolígrafo favorito.
También hay muchos escritores a los que les gusta escribir a mano su primer borrador, como Neil Gaiman, y si es tu caso, si para ti deslizar la pluma o el lápiz sobre el papel te da un placer casi físico, aprovecha para darte un capricho. Aprovéchalo como un elemento más de motivación para escribir.
Yo ya no escribo a mano mis textos, porque necesito la velocidad del teclado del ordenador, pero sigo regalándome una pluma cuando empiezo una novela, y estreno un cuaderno bonito cuando empiezo un nuevo proyecto.
9. Un buen diccionario de sinónimos.
No puedes dejar que la falta de vocabulario frene tu escritura, o que grite “escritor novato” a los cuatro vientos. Hazte cuanto antes con un buen diccionario de sinónimos.
Si tu economía es ajustada, en la web Wordreference tienes la versión online gratuita del diccionario de sinónimos y antónimos de Espasa Calpe que, aunque sencilla, es bastante completa.
Si te lo puedes permitir, te recomiendo el Diccionario ideológico de Julio Casares, que relaciona cada palabra con otras por su significado, lo que además de darte alternativas para no repetir palabras, te puede dar ideas para tu historia.
10. Empieza a actuar como un escritor.
Enhorabuena, ya eres escritor. Puede que no hayas escrito aún nada, y mucho menos publicado, pero haber decidido escribir te convierte automáticamente en escritor, así que tienes que empezar a hacer todo como tal.
Eso quiere decir que cuando leas, ya no debes hacerlo sólo como lector, sino que debes hacer lo que yo llamo lectura activa o consciente, disfrutando de lo que lees, pero analizando también cómo lo ha escrito el autor.
De igual manera, cuando escuches una conversación empieza a fijarte en cómo habla la gente, para poder trasladar eso a los diálogos de tus personajes.
Además, debes estar atento a todo lo que te rodea y que es susceptible de alimentar tus textos.
Y ahora que ya te he contado cuáles son para mí las 10 herramientas básicas del escritor, ponte a escribir sin más dilación. Estas herramientas son básicas, pero eso no quiere decir que tengas que esperar a comprarte el diccionario o a elegir el horario en el que vas a escribir para empezar. Es muy importante que aproveches este impulso y escribas y escribas sin parar. Y cuando te llegue el bajón, que te llegará, nos pasa a todos, y empieces a dudar de tu capacidad o de tu idea, vuelve a darte una vuelta por aquí para buscar la motivación necesaria en mis artículos para llevar a buen fin tu proyecto.
¡Suerte!
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De momento, me conformo con volver a coger el hábito de escritura que he perdido en diciembre por culpa del trabajo. Y me está costando muchísimo.
Ya sabes lo que siempre recomiendo para estos casos: ir poco a poco, en cantidades pequeñas de palabras cada día, que vamos aumentando poco a poco. Algo parecido a cuando retomamos el deporte, cosa que estoy haciendo yo después de dos meses de inactividad forzosa y me duelen hasta las pestañas. Prefiero cien veces retomar la escritura, dónde va a parar 😉
Un abrazo.
Hola Yolanda,
Motivador post, como siempre 🙂
Tomo nota del diccionario de sinónimos «en papel» porque siempre ando buscando aquí y allá y no acabo de tener uno «decente» que me ayude a mejorar el vocabulario. ¡Gracias!!
Lo último en el blog de Luis Mendez Alejo: Fullscope.tv para Periscope ¡ponle métricas a tus scopes!
Gracias por tus palabras, Luis. El diccionario de sinónimos para mí es un imprescindible, porque, por mucho vocabulario que tengas, es inevitable repetirte a veces. Además, me gusta más en papel, porque puedes ver las palabras cercanas de la misma familia y, en el caso del diccionario de Julio Casares, ir saltando de página en página encontrando no sólo palabras sino, en muchos casos, inspiración a través de sus palabras relacionadas.
Un abrazo.
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Julio Casares es el amigo de Borges ??
Lo siento, no lo sé. Saludos